¿Por qué «El Proletario»?

(«El proletario»; N° 1; Diciembre de 2012)

 

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En agosto de 2002 comenzamos a publicar una hoja de propaganda política como «Suplemento» a nuestra revista «El Programa Comunista»; el objetivo que tenía era llevar al proletariado de lengua española la voz del partido no sólo a través de la revista teórica –en la cual se tratan cuestiones de fondo, históricas y de principios- sino también con tomas de posición y artículos sobre hechos de actualidad que dan, objeti-vamente, la ocasión de presentar la respuesta del partido a los proletarios más interesados en su causa de clase y en una orientación política de clase, tanto para la lucha futura como para la actual.

El primer número del «Suplemento», por ejemplo, se ocupó del fallido golpe en Venezuela y de su significado dadas las condiciones sociales del proletariado de aquel país. Le siguieron otros, dedicados siempre a América Latina o a España, como se puede ver en el índice de contenidos en nuestra página web ww.pcint.org bajo el epígrafe «el programa comunista/Suplemento».

Como todas las publicaciones de partido, también este suplemento responde a la necesidad y a la voluntad de dar continuidad, sosteniéndola, a una actividad de propaganda política en las áreas en las cuales el partido, en las décadas pasadas, estaba presente y operativo. No obstante la brutal crisis que el partido sufrió en los años ´80, y la consiguiente desaparición de las secciones españolas y latinoamericanas, hemos continuado manteniendo viva la voz del partido en el idioma que puede facilitar, en estas áreas, un posterior contacto por parte de elementos que las condiciones sociales llevarán, antes o después, a buscar respuestas clasistas y, por tanto, revolucionarias a las cuestiones ligadas a la lucha obrera y a su desembocadura histórica.

Las fuerzas del partido, reconstituidas después de la crisis de los años ´80 en torno al periódico «Le Proletaire» e «Il Comunista» en Francia, Suiza e Italia, además de dedicarse al trabajo de balance de las crisis que golpearon al partido en el desarrollo de sus treinta años de historia, combatieron con determinación la tendencia localista e inmediatista que caracterizó a los otros grupos escindidos que se encerraron durante todo un periodo en los límites nacionales con la idea de poder hacer «renacer» el partido que se reclama de la corriente de la Izquierda Comunista de Italia sólo gracias a una supuesta cualidad superior que sólo los militantes «italianos» poseerían. Ya durante y después de la crisis, en la obra de reconstitución del partido comunista internacional, nuestra visión y nuestra actividad, por limitadísima que fuese esta última en términos cuantitativos y geográficos, no cedieron jamás al localismo y, tanto menos, al  complejo de superioridad «italiana» del cual la gran parte de los escindidos italianos han dado triste prueba.

El trabajo de reapropiación del patrimonio teórico, político, táctico y organizativo del partido que emprendimos durante y sobre todo después de la crisis de 1982-84, no podía desarrollarse si no es a través de la actividad centralizada y centralista de secciones nacionales de un único partido internacional, aunque se encontrase reducido a  términos mínimos, expresada por medio de aquellos indispensables y vitales «organizadores colectivos» que son los periódicos del partido. Y es gracias a la continuidad de este trabajo y a la actividad de propaganda proyectada siempre internacionalmente, que en 1987 pudimos reprender la publicación de la revista teórica del partido «Programme Communiste» (con nº 89) y, en 1990, de la revista en lengua española «El Programa comunista» (con nº 41); seguirán después, en febrero de 2002 la salida del nuevo periódico en lengua inglesa «Proletarian» y, en agosto del mismo años, la salida del primer número, en lengua española, de un Suplemento a «El Programa Comunista» destinado a superar, en los años sucesivos, la discontinuidad con la cual comenzó a aparecer.

Las revistas del partido, en las diversas lenguas en las cuales las fuerzas del partido pueden publicar, responden a la necesidad de tratar de manera más teórica y con más profundidad, los diferentes temas que atienden a cuestiones teóricas, históricas, programáticas y de impostación política general, y tienen, tendencialmente, una irradiación que, partiendo de un punto central, se difunde hacia países en los cuales la actividad de propaganda del partido arraiga aún de forma muy limitada. No faltó ayer ni falta hoy la voluntad política de dotar al partido de instrumentos de propaganda teórica y política en las lenguas que la historia misma de la corriente de la Izquierda comunista de Italia ha fijado su tradición, como el italiano, el francés, el español y el inglés, las lenguas del capitalismo más antiguo y desarrollado. Y no faltarán un mañana, gracias al desarrollo del partido de clase a nivel mundial, las fuerzas que transmitirán el bagaje teórico y político del marxismo no adulterado –como lo han defendido siempre, contra cualquier concesión oportunista, Lenin y la Izquierda comunista de Italia- en las muchas otras lenguas habladas por los proletarios árabes, chinos, indios, iraníes, alemanes o rusos que encontrarán en la historia del movimiento proletario y comunista sus raíces de clase uniéndose a una tradición y un «hilo del tiempo» que la historia no rompe nunca. Pero todo esto llegará no por un voluntarismo de base intelectual o por un aumento editorial artificial de las cabeceras del partido; llegará gracias a un efectivo arraigo de las fuerzas del partido en los diversos países del mundo, no importa si este tardará cinco, veinte o cincuenta años.

Las posiciones del partido de clase, que se derivan directamente del programa del partido y de las confirmaciones que los balances dinámicos de las revoluciones y de las contra revoluciones consignan a las generaciones de militantes comunistas que se suceden, son el eje en torno al cual gira la crítica política y teórica, que el marxismo, en su dialéctica invariancia histórica, lleva al capitalismo sobre todos los planos –ideológico, económico, social y político- en los modos más firmes y tajantes no sólo contra defensa declarada de la sociedad burguesa y de la eternidad del capitalismo sino también, y sobre todo, contra las miles de variantes oportunistas con las cuales la burguesía intoxica y confunde a las masas proletarias paralizándolas y manteniéndolas sujetas al régimen salarial.

La prensa del partido, que tiene el valor objetivo de durar en el tiempo más que las palabas dichas, es al mismo tiempo punto de partida y punto de llegada de la actividad de propaganda, de estudio y de agitación del partido; el periódico político, en particular, es el organizador colectivo porque integra la actividad del partido que necesariamente se desarrolla en el tiempo y en el espacio en momentos y lugares diversos –pero dirigidos en el mismo sentido- y con fuerzas diversas, según las condiciones de desarrollo de la lucha de clase y de la lucha política del partido –pero integradas y centralizadas en un movimiento homogéneo y disciplinado, responde siempre a los mismos criterios organizativos y permeados siempre por el mismo espíritu de lucha.

En el largo periodo de contra revolución burguesa que estamos atravesando, después de que la Revolución Rusa de 1917, que se quedó aislada a nivel europeo y mundial, fuese derrotada y después de que también el partido comunista revolucionario que la guió fue derrotado por un proceso de degeneración virulenta que intoxicó a la Internacional Comunista y el movimiento revolucionario mundial; y después de que en la Segunda Postguerra el pequeño grupo de comunistas marxistas que permanecieron fieles a los principios y al programa comunista defendido por la corriente de Izquierda comunista –única en el mundo que no cedió a los halagos, a la presión y a la represión del estalinismo, del fascismo y del democratismo- se dedicaron al trabajo en «la dura obra de restauración de la doctrina marxista y del órgano revolucionario por excelencia, el partido de clase», la tarea que habían asumido era defender la continuidad en el tiempo y en el espacio del patrimonio teórico, político, táctico y organizativo del marxismo y trabajar por la reconstitución del partido de clase mundial siguiendo coherentemente el trazado que nuestro partido de ayer había marcado, «en contacto con la clase obrera y su lucha de resistencia cotidiana a la presión y a la opresión capitalistas y burguesas, fuera de la politicantería personal y electoralesca, fuera de cualquier forma de indiferentismo, de codismo y de movimentismo o de aventurerismo lucharmadista», como se lee en nuestra mancheta «Lo que distingue a nuestro partido».

Por tanto, es la continuidad, tanto teórico-política como organizativa y la actividad de partido coherente, la base real sobre la cual apoyamos nuestra actividad de prensa. La formación de una sección de partido también en España, después de tanto tiempo, y su actividad regular de propaganda, de estudio y de intervención en las luchas y en los organismos obreros, llevada adelante durante años, ha dado base para una periodicidad mayor del Suplemento para desembocar en la necesidad de un periódico que desarrolle de manera más completa el papel del periódico de partido en lengua española.

Nace por tanto «El Proletario, órgano del partido comunista internacional». Quien nos sigue desde hace tiempo sabe que en la crisis que golpeó el partido en los años 1982-84 las cabeceras del partido siguieron trayectorias diferentes, según el grupo que se apoderó de ellas; sucedió para «Il Programma Comunista» en Italia, y para «El Comunista» en España. No descendemos sobre el terreno de la diatriba legal o formal, no lo hicimos ayer ni lo haremos mañana; lo que cuenta para nosotros es la lucha política que el partido desarrolla coherentemente en cualquier aspecto de su actividad, también en la actividad legal, así que nunca iremos, y el partido no lo ha hecho desde 1952, sobre el terreno de la defensa legal de una ficticia propiedad comercial que responde exclusivamente al derecho burgués. No pudiendo, por tanto, retomar el título de la vieja cabecera española del partido, damos al título «El proletario» al periódico en lengua española, que es un título perfectamente coherente con otras cabeceras de partido y llevaremos de nuevo y permanentemente, la mancheta «Lo que distingue a nuestro partido», cosa que la diferencia de cualquier otra cabecera en lengua española que se presente, con el mismo nombre del partido después de haberla usurpado.

Nos dirigimos principalmente a los elementos de vanguardia del proletariado, a todos los que no sólo tienen en el corazón la causa histórica del proletariado en la perspectiva revolucionaria del abatimiento del régimen burgués, de la instauración de la de la dictadura proletaria ejercida por el partido comunista revolucionario como única línea de clase en condiciones de oponerse frontalmente a la dictadura capitalista e imperialista, y de la intervención despótica sobre la economía con el objetivo de destruirla y sustituirla con una economía no más mercantil y basada sobre el cambio, sino  a aquellos que se ven empujados a encontrar respuestas políticas a las contradicciones de la sociedad capitalista y a luchar de manera organizada y consciente por objetivos que no están dictados por las ambiciones personales o pruritos intelectuales o de carrera, sino por intereses de clase, específicamente proletarios, interpretables históricamente sólo por los comunistas revolucionarios. Nos dirigimos a aquellos que han madurado un sano disgusto por las ilusiones democráticas, pacifistas, legalistas, colaboracionistas, que han luchado y quieren continuar luchando contra los capitalistas y sus defensores políticos y sindicales, madurando la necesidad de encuadrar esta lucha en un cuadro más amplio que comprenda también la lucha contra las diversas variantes oportunistas que han aparecido y que continúan apareciendo.

Cuando nuestro partido, en agosto de 1974, publicó el primer número del periódico en lengua española, que llevaba el título de «El Comunista» como suplemento a la revista «El Programa Comunista», en el editorial en el cual se anunciaba la salida del periódico, entre otras cosas, escribíamos:

«No pocas agrupaciones, como es sabido, dicen que se oponen al oportunismo, y algunas incluso perciben, de manera mas o menos consciente y profunda, la necesidad de armarse de los instrumentos característicos del comunismo revo-lucionario. Per estas aspiraciones están condenadas a quedarse en el plano de los deseos estériles (y a permitir verdaderas estafas políticas) hasta que no se traducen en la aceptación integral y sin reservas de la orientación y del método del comunismo científico de Marx, Engels y Lenin, que forman un bloque homogéneo e invariable en la misma medida en que subsisten sin ser modificadas, las relaciones de producción que han sido objeto de la crítica revolucionaria de los clásicos.

«Los elementos de vanguardia, que han sacado de sus experiencia y vivencias de lucha la conclusión de que la lucha contra el oportunismo forma parte imprescindible de la lucha anticapitalista ; los que no se contentan con esperar pasivamente el colapso automático del sistema, o la ‘toma de conciencia espontánea de las masas’, o la conversión milagrosa del oportunismo; los que no creen en la salvación por parte de capas sociales ‘marginales’ y extrañas al proceso de producción capitalista; los que no reconocen como fines del proletariado las mejoras de la esclavitud asalariada, obtenidas a través del rechazo de la acción de clase y de la aceptación del orden burgués como si fuera eterno ; estos elementos, a los cuales nos dirigimos, constituyen hoy, ciertamente, una minúscula fracción de la ya muy pequeña minoría representada por las fuerzas que tienden a cortar los lazos con el oportunismo. Pero su papel es fundamental y decisivo para la conquista de las capas proletarias mas avanzadas, y subsecuentemente – en la perspectiva estratégica del comunismo revolucionario – de las propias masas trabajadoras. Por otro lado, este papel no podrán jugarlo si no es bajo la condición de poseer una orientación política clara y acabada y una estructuración organizativa correspondiente. Esta hoja expresa nuestros esfuerzos para contribuir a esas tareas».

Es la misma tarea que reempren-demos hoy, en el esfuerzo de continuar transmitiendo a los elementos de vanguardia del proletariado que, en el desarrollo de su lucha clasista, se volverán a formar, la misma dirección para la batalla, con los mismos métodos de entonces, que siempre nos han distinguido sabiendo que no recomenzamos de cero porque los balances de las crisis del partido nos han permitido radicar un trabajo y una experiencia que no se ha perdido y que nos ha confirmado que, en la invariancia de la doctrina marxista, la lucha contra las fuerzas del oportunismo y del colaboracionismo será siempre decisiva.

Diciembre de 2012.

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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