Orientaciones prácticas de acción sindical (II)

(Continúa de El Proletario nº 5)

 

(«El proletario»; N° 6; Marzo de 2015)

 

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Por la reducción de la jornada de trabajo.

 

Un objetivo primordial y permanente del movimiento sindical, como lo es la defensa del salario, es la reducción del tiempo de trabajo. Luchando por la jornada de 8 horas es como el movimiento obrero internacional ha librado sus primeras grandes batallas económicas. Desde entonces, las condiciones de explotación y productividad han aumentado en una medida tal que, para compensar el creciente peso que el capitalismo descarga sobre los hombros de la clase obrera, haría falta reducir por lo menos a 4 horas la jornada de trabajo. Pero hoy la ausencia de un movimiento de clase con gran aliento impide proponer un objetivo de este género a escala internacional. Lo que no excluye que, para Europa, se pueda poner la reivindicación de la duración del trabajo bajo esta forma:

 

- Semana de 35 horas con el máximo salario y dos días de descanso.

- Jornada máxima de 7 horas diarias con el mismo salario.

 

El alto nivel de industrialización que ha alcanzado el capitalismo contemporáneo no impide que continuamente se batan récords en lo referente a la duración de la jornada de trabajo, en comparación con otros países capitalistas. Si el letargo del movimiento obrero se refleja en esta situación, la misma representa sobre todo la traición de las perspectivas clasistas por obra de las direcciones sindicales y políticas que desde hace décadas manejan el movimiento obrero inculcando en él ideas que la burguesía sabe apreciar como garantía de la paz social y del orden, como son las ideas socialpacifistas y socialpatrióticas.

Está claro que, al hablar de las 35 horas, no nos oponemos a las 40 horas. Las queremos como reivindicación inmediata y, para obtenerlas, hay que utilizar las armas de clase del movimiento obrero. Y en esto va contenido que hay que librar una lucha sin cuartel contra el oportunismo de los bonzos sindicales y de todos los que aceptan las ideas y las prácticas con el pretexto de que la clase trabajadora no puede y no quiere pedir más.

La reivindicación de la semana de 35 horas va acompañada de aquella de reducción de los horarios suplementarios para trabajos pesados o insalubres y mayores limitaciones para la jornada de trabajo de los menores de 20 años y las mujeres embarazadas; además de la reivindicación de un horario reducido para los trabajos ininterrumpidos y el trabajo continuo, para de esta manera ir hacia la supresión completa del trabajo nocturno.

 

Allí donde el trabajo se hace sin interrupción es necesario luchar para que la pausa de la comida, fijada por lo menos en una hora, venga calculada como tiempo de trabajo, y aún contra los calendarios de reducción

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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