Las lecciones del fracaso sangriento de la experiencia chilena en 1973

(Suplemento N° 2 de «El programa comunista» N° 44 ; Octubre de 2003)

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Se dice que el hombre es el único animal que se golpea dos veces con la misma piedra.  Einstein afirmaba que el eslabón perdido entre el hombre y el chimpancé había que buscarlo en nosotros. Pues bien, a 30 años de distancia las experiencias actuales en América Latina parecen querer repetir el Chile de Allende. En tal sentido la izquierda latinoamericana condenada por la historia, se condena hoy en día a repetir los mismos errores del pasado.

  Sin embargo en esta oportunidad las masas proletarias han demostrado ir más lejos del cuadro a donde esta izquierda siempre las quiere invitar. En treinta años, además del visible desarrollo social y económico, el movimiento proletario se ha endurecido, las pruebas las aportan los mismos reformistas que tratan de sobrevivir sin quedarle otro remedio que «seguirlo»…

¿Seguirá atado el proletariado latinoamericano a las desastrosas políticas reformistas o, como decimos en «Chile a 30 años de distancia», volverá a: colocarse en el terreno de la lucha de clase; es decir, de romper con el interclasismo, con la unión popular o nacional, con las masas burguesas y pequeño-burguesas, de constituir su partido revolucionario de clase, internacionalista e internacional, con la finalidad de comprometer la lucha abierta contra el orden burgués no en la perspectiva de reformar, nacionalizar o democratizar al capitalismo, sino en la perspectiva de destruirlo para instaurar en la brevedad la dictadura del proletariado?

                                

Chile  y venezuela

 

En muchos aspectos el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Allende y la Unidad Popular, se asemeja en su realización y composición al proceso reformista-golpista que vive el proletariado venezolano actualmente con el gobierno de Chávez. Como ya habíamos denunciado en el artículo precedente [El golpe de Estado fallido es una advertencia al proletariado (1)], ya Chávez en la segunda mitad del año 2001 había atacado a las masas proletarias imponiendo medidas de austeridad y dejando flotar la moneda nacional (el bolívar), haciendo que se disparara la inflación, e incluso se había opuesto con pugnacidad a los trabajadores petroleros que en diciembre de 1999 y enero 2000 debían discutir un nuevo contrato colectivo.      

Hecho insólito fue el despido de 16 mil trabajadores de la empresa PDVSA, bajo la acusación de contubernio con los conspiradores golpistas (tantos?) y un pretexto para darles una lección  retaliativa a estos últimos.Tremenda y grave impostura: meses antes del lock-out patronal, el presidente de la transnacional petrolera, el entonces general Guaicaipuro Lameda, advertía sobre los enormes costos operativos  y el enorme pasivo que representaba esta masa laboral «por cada dos trabajadores de PDVSA, uno sobra». El  despido de  16 mil  trabajadores no obedeció sino a la pura lógica de renta capitalista:  la plusvalía debía pasar por encima de toda consideración soberana o patriótica!

 A grosso modo Chávez  ha dado todas las garantías, como Allende en su tiempo, a las clases dominantes para una «modernización del aparato productivo y unas instituciones políticas y jurídicas correspondientes a esta modernización», una «participación» mayor y democrática de las masas explotadas en las decisiones gubernamentales, etc., (maniobras de bajo politicantismo destinadas sólo a ilusionar a las masas laboriosas para que estas presten mayor confianza en las decisiones gubernamentales). E igual que en el período de Allende, si bien los putschistas del 11-13 de Abril (como los del 29 de Junio de 1973) fueron alejados, los mismos obtuvieron todo cuanto no podían obtener por vía democrática y electoral,  las mismas ventajas, perdones y prebendas que les permitió - ¡lo que ya estaba previsto! - proseguir con el sabotaje y lock-out patronal de diciembre 2002- marzo 2003. ¡Y que en Chile significó abrir las puertas al sangriento golpe de Estado del 13 Septiembre de 1973!.

Con tal dramática historia Chávez ha persistido en su gobierno interclasista y reformista, y hasta ahora los planes de reformas sociales y económicas para nada han tocado los intereses del capital. Gracias a los prominentes recursos petroleros este ha podido paliar mas no acabar con el descontento social. Si las estadísticas que se publican mundialmente pueden gozar de alguna confianza, las mismos indican que las reservas internacionales de Venezuela están en $19 millardos, las ventas del petróleo en más de 3 millones de b/d a un precio nominal de $20 y las necesidades energéticas mundiales continúan en aumento. Sin embargo, el desempleo sigue perniciosamente cuesta arriba y el aparato productivo sigue paralizado. Los alimentos y productos de primera necesidad, importados en su mayoría, no soportan la presión real de los precios (mercado negro) y todas las ganancias petroleras se van en gran parte en pagar al precio duro estos productos en el mercado internacional. 

Ya vemos pues en qué se sostiene el gobierno de Chávez, cuya labor hasta ahora ha sido la de tratar de invertir la tendencia y desarrollar el capitalismo nacional, cosa que a corto término será muy difícil y a  largo plazo será imposible, dado que la «economía venezolana» desde hace decenios está inscrita en los destinos de la economía mundial. Para desarrollar una - hipotética - vía nacional al desarrollo capitalista «sostenido», Chávez se apoya sobre «el pueblo soberano», es decir el vasto magma popular e interclasista. Deberá entonces contar con la mansuetud del proletariado a dejarse engañar, de desviar su cólera y bloquear sus luchas y hacerle soportar las embestidas del capitalismo, de hecho en sectores de las amplias masas que apoyan incondicionalmente a Chávez aceptan que «no se le ve el queso a la tostada».  Si esto no llegara a suceder, si este apoyo incondicional se reduce como piel de zapa, como los marxistas ya sabemos, y el proletariado venezolano continuase avanzando en sus reivindicaciones, entonces será el mazo de la represión que se desencadenará sobre él despiadadamente. Como en el Chile de Allende, ya oiremos las condenas de los reformistas y estalinistas, hacia las huelgas obreras que le «hacen el juego a la oposición», de que los «extremos se juntan» (extrema izquierda = extrema derecha), etc., etc..

Al contrario, si para el proletariado venezolano las lecciones del intento de golpe de Estado pasado se encuentran en el fracaso de el mismo, es decir, en la poderosa movilización de esos días que hizo posible el retorno de Chávez quien ya estaba resignado a la victoria de los putschistas, este deberá movilizarse no ya para defender la democracia  - ¡verdugo que ya asomó su verdadera faz el 11 de Abril de 2002! -, sino para asegurar el desarrollo de sus luchas de manera independiente y revolucionaria hasta la toma del poder  real, su dictadura y su partido de clase.

Vale, pues, la pena recalcar nuevamente que para los proletarios el 13 de Abril contiene varias demostraciones: 1) que la potencia de las masas, una vez que estas se ponen en movimiento en la calle sin dejarse frenar, pueden obtenerlo todo; 2) que cuando estas se dejan engañar por burgueses y reformistas, si no están organizadas de manera independiente y si no luchan por sus exclusivos intereses de clase, los resultados son catastróficos y sangrientos; 3) del hecho que Chávez  había «escogido» el campo de la burguesía y no el de las masas en la calle; 4) del hecho que la burguesía no vacila en violar democracia, legalidad, constitución y sacar las armas para defender su intereses exclusivos de clase, y de seguir este ejemplo no para deplorar ni lamentar esta violación de su propio juego, no teniendo ya ningún escrúpulo en el momento de rechazar los ataques contra-revolucionarios; y, 5) de que si hoy ha operado torpemente, y que si no es por Chávez pierde la apuesta, la capa dirigente de la burguesía desarrollará mañana el golpe (incluyendo el magnicidio) mejor y hasta sus últimas consecuencias.

Hoy se conmemoran los treinta años del golpe de Pinochet, con gran estruendo por Allende y por el fracasado proyecto de la U.P., vieja retórica pacifista y reformista, o laudatorios con respecto a la figura del presidente chileno. Nosotros, marxistas, recordamos igualmente el sangriento golpe pero en el sentido de las lecciones que esta dolorosa y trágica experiencia no se vuelva a repetir, para que en el futuro la burguesía y el imperialismo puendan encontrar a un proletariado revolucionario en armas y movilizado por millones en las calles. !Recordarlo también para señalar a los empedernidos reformistas latinoamericanos lo errores que siempre cometerán!

  ¿Que «la emancipación de la clase obrera, será obra de ella misma?» ¡Si, pero organizada en partido político revolucionario, contra todos los otros partidos y agrupaciones burguesas y contra todas las otras clases sociales, y por la instauración de la Dictadura del Proletariado! He aquí el sentido impreso por Marx  y Engels a su  frase epistolar tantas veces desnaturalizada, enviada a la Dirección de la Primera Internacional. Hoy, con las experiencias del proletariado chileno y venezolano, a treinta años de distancia una de la otra, esta frase cobra toda su fuerza. Volviéndola a leer dentro de su contexto, percibimos que jamás ha perdido actualidad.

Septiembre de 2003.

 


 

(1) «El Golpe de Estado fallido en Venezuela es una advertencia al proletariado», suplemento a «El Programa Comunista»,  agosto de 2002.

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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