Venezuela :

¡ No a la papeleta electoral, si a la lucha de clase !

Chavismo y antichavismo : dos falsas alternativas a la lucha proletaria

(Suplemento N° 4 de «El programa comunista» N° 46 ; Noviembre de 2006)

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Desde el golpe de Estado fallido, las cosas se han calmado en Venezuela (¡viva el petróleo!). Pero los reformistas dramatizan la situación y exageran las amenazas (USA, “escuálidos”, etc.) para seguir ganando apoyo en las masas. Esto no implica que la burguesía no guarde o reserve la alternativa militar violenta para los tiempos económicamente difíciles, y los reformistas en el Poder comiencen a perder influencia sobre los proletarios, es decir, cuando los reformistas no puedan más adormecerlos.  Simple: cuando se hayan agotado todos los recursos democráticos – y petroleros – utilizados para hacer soportable a los proletarios el infierno capitalista, entonces se desatará la violencia de facto, ya no contra Chávez, sino directamente contra el proletariado. Las cosas sí se volverán realmente peligrosas cuando Chávez & Co. digan que no hay peligro, que no hay que movilizarse...

En Venezuela, dada la situación de bonanza petrolera,  los sectores dominantes de la burguesía y de la pequeña burguesía que se habían transformado en golpistas en aquel mal capítulo de Abril de 2002, ¿desean realmente tornar la página y restablecer el orden parlamentario y electoral? ¿buscan volver a credibilizar el juego democrático?  Es cierto que muchos de estos burgueses han logrado más o menos establecer diversas pasarelas políticas y económicas con el gobierno de Chávez;  haciendo de este último, quiérase o no, el portavoz inconsciente de sus intereses. Pero más cierto aún es que Chávez ha realizado voluntariamente todo lo que molestaba e inquietaba a estos burgueses...

En todo caso –como todos los reformistas– Chávez y los diversos partidos que lo apoyan, buscarán hacer creer a las masas desheredadas y proletarizadas que los intereses del capitalismo venezolano son también los suyos, o, al menos, que son compatibles con sus intereses; que basta sólo con expulsar a todos los corruptos y corregir todas las situaciones anómalas en la sociedad venezolana, de realizar una buena política, una política “socialista”, con reivindicaciones que toquen a las amplias masas de explotados y pobres –“pronto olvidadas, como preveía Marx que los pequeños burgueses democráticos iban hacer, luego de haber librado en alianza con el proletariado el combate común. Marx decía, en su Mensaje a la Liga de los Comunistas, en 1850 (1), que la democracia pequeño-burguesa iba a jugar el mismo rol de traición que la burguesía liberal en la transformación de las viejas estructuras sociales y políticas feudales. Hoy no es posible ninguna alianza con burguesía alguna: esta vez el proletariado luchará solo e independiente y bajo sus propias banderas: «Su grito de guerra ha de ser: ¡la revolución permanente!».

Observando este circo electoral, detrás de una pesada maquinaria de propaganda masiva de un supuesto socialismo siglo XXI, y bajo todas esas veleidades “socializantes”, el chavismo sólo busca que las masas desheredadas y los proletarios defiendan los intereses del capitalismo, se unan al Estado burgués (pilar fundamental de la dominación burguesa sobre la sociedad) en una alianza interclasista bajo el nombre de “patriotismo”.

Con ello y hasta ahora, los reformistas chavistas le hacen un gran servicio a la burguesía, lo mejor que han podido regalarle: proteger al capitalismo venezolano de la cólera de los proletarios, pretendiendo que sus enemigos son sólo un puñado de privilegiados oligarcas o el mismo imperialismo extranjero. Esta tarea de parálisis del proletariado y de las masas desheredadas se apoya en los discursos y la propaganda populistas de la demagogia chavista, pero también en el clásico opio de la democracia, opio según el cual los enfrentamientos entre las clases sociales, entre burgueses y proletarios, entre explotadores y explotados pueden resolverse pacíficamente, introduciendo un pedazo de cartulina en una urna:

 ¡¡Si el resultado del sufragio es contrario a sus intereses, los burgueses deportivamente se irán, se inclinarán ante el vencedor y aceptarán abandonar sus ganancias y su dominación política y social!!

Esta leyenda sólo la pueden creer los niños...

 

Chávez y rosales no son adversarios, sino competidores y cómplices de una misma fechoría

 

«El adversario lo veo como un competidor y no como un enemigo» (rueda de prensa 23/10/06) repetía Rosales... Pues bien, esta competición da vértigo ya que la misma derecha ayer democrática, luego golpista y hoy democrática con proclamas golpistas (¡!), agita –como el chavismo agita el trapo rojo de la “invasión-ocupación gringa”– la amenaza de un gobierno fascista o el magnicidio, etc. Esta derecha golpista son los viejos actores del aparato político burgués en Venezuela. Ellos, al igual que Chávez y sus seguidores, no buscan sino que los intereses del capitalismo venezolano sean defendidos y respetados. Ambos se complementan para hacer dominante el discurso y el orden burgués, la tranquilidad social, la paz social; en ambas alternativas se encuentra la burguesía y su gobierno de acción nacional, antiimperialista, etc. pero siempre burgués. Chavismo y antichavismo se turnan y se dividen el trabajo. Dando al mismo tiempo la espantosa visión de que no hay salida: o Chávez o la oposición (¡pero siempre la capitalista explotación!).

Con toda la razón los partidos burgueses y electoreros, chavistas o antichavistas, cantan los favores y beneficios de la Democracia, todos llaman a participar en el circo electoral, salvo la fracción “extremista” que venía siendo representada por SÚMATE (2), que en los hechos es la organización y la perspectiva que dictan los tiempos y el terreno donde se verifican las realidades históricas. SÚMATE encarna por esta razón el discurso contrarrevolucionario por excelencia; es la organización que se ubica en el terreno del enfrentamiento físico y de calle, en el terreno de la lucha de clases y no de la lucha parlamentaria o electoral ilusorias, en el terreno en que la burguesía se ubica cuando les proletarios comienzan a escapar al opio electoral y ya no creen en las mentiras de los reformistas y los demócratas.

En Chile, cuando los proletarios comenzaban a liberarse de la parálisis infligida por Allende y los partidos reformistas de la UP, quienes en realidad no defendían otra cosa que las ganancias capitalistas, la burguesía lanzó contra ellos a los militares, dirigidos por el más “demócrata” de todos: Pinochet.

Proletarios!

No se dejen comer el coco con cuentos de camino: ¡es SÚMATE y los que proclaman la abstención golpista quienes llevan la batuta, y contra su estrategia deben preparar las vuestras del mismo tenor!

Es necesario meterse en la cabeza lo que el portavoz de la Casa Blanca, horas después del golpe fallido, había declarado: “la legitimidad no se mide por el número de sufragios”, es decir la legitimidad es lo que sirve a sus intereses, todo lo demás (elecciones, Democracia, Derecho, etc.) no es más que viento (C.f. “El golpe fallido en Venezuela...”, mayo de 2002, «le prolétaire» n° 462): ¡mejor lección de marxismo no nos hubieran podido dar!

Los golpistas van y vienen, o se disuelven momentáneamente en la candidatura de Rosales; pero, incluso, esta misma candidatura juega en dos tableros casi similares: si gana, todo el viejo estamento de la llamada oligarquía volverá al poder e impondrá un programa económico y represivo sin adornos, y, si pierde, irá igual a la calle a reclamar que fue fraude la elección.

Y entre tanto los proletarios seguirán envueltos en un peligroso estrabismo, drogados de democracia y en una tremenda confusión a la cual han sido llevados por el chavismo reformista. Una razón más para desechar las ilusiones pacifistas y electoralistas.

Los proletarios deberán tomar su destino en mano, y no dejarse llevar por los cantos de sirena de unos o de otros.

Es, pues, la abstención un potente y propicio terreno de lucha y demarcación, incluso dentro de las propias filas del chavismo, en un forcejeo hacia la izquierda contra Chávez (3), quien sólo los lleva al precipicio de la Democracia.

Vale decir que sin la preciosa colaboración debido a estas vacilaciones políticas del chavismo –propias de la pequeña burguesía democrática clásica– ¡la burguesía hace siglos que hubiese sido derrocada!

Las clases pequeño-burguesas, con sus organizaciones políticas buscan atraer a las masas sólo sobre la base de su propia visión y universo burgueses, buscan organizarlas sobre la base de reivindicaciones nacionales y burguesas, de saneamiento de los mercados, de un control “originario”, nacionalista, popular de Pdvsa, de la “emancipación nacional”, de desarrollo de iniciativas nacionales (“capitalismo endógeno”), de “rescate” de los valores de la Patria, la familia, la bandera y la cultura nacionales, en una palabra, corromperlas para hacerlas olvidar o enterrar las reivindicaciones propias de la clase obrera.

Los representantes políticos de esta pequeña burguesía nacionalista democrática en el poder, no pueden entender algunas cosas, así como ninguna claridad hay en lo que están haciendo, ni en los resultados a los que desean llegar. ¡Y cometerán siempre los mismos errores siempre!

Los proletarios no deben tener ninguna confianza en estos gobiernos –salvadores del capital más que de “la humanidad”, como ellos se precian de decir.

Tampoco deben esperar nada bueno de ellos.

 

¡Por la reconstitucion del partido de clase internacional!

¡Por la revolucion comunista mundial!

 

¡ABAJO LA DEMOCRACIA, VIVA LA LUCHA DE CLASE PROLETARIA!

 

 


 

(1) Muy lejos de desear la transformación revolucionaria de toda la sociedad en beneficio de los proletarios revolucionarios, la pequeña burguesía democrática tiende a un cambio del orden social que pueda hacer su vida en la sociedad actual lo más llevadera y confortable. Por eso reclama ante todo una reducción de los gastos del Estado por medio de una limitación de la burocracia y la imposición de las principales cargas tributarias sobre los grandes terratenientes y los burgueses. Exige, además, que se ponga fin a la presión del gran capital sobre el pequeño, pidiendo la creación de instituciones crediticias del Estado y leyes contra la usura, con lo cual ella y los campesinos tendrían abierta la posibilidad de obtener créditos del Estado en lugar de tener que pedírselos a los capitalistas, y además en condiciones ventajosas; pide igualmente el establecimiento de relaciones burguesas de propiedad en el campo mediante la total abolición del feudalismo. Para poder llevar a cabo todo esto necesita un régimen democrático, ya sea constitucional o republicano, que les proporcione una mayoría a ella y a sus aliados, los campesinos, y una autonomía democrática local que ponga en sus manos el control directo de la propiedad comunal y una serie de funciones desempeñadas hoy día por burócratas”.

(2) Al momento de concebir el artículo, SÚMATE (organización dependiente de los fondos de la National Endowment for Democracy que ya habíamos denunciado) era la encargada de llamar a la abstención (“paro electoral”) y por supuesto a la insurrección civil contra el gobierno de Chávez, buscando revivir parte de las jornadas de Abril de 2002. Hoy no sabemos si Súmate seguirá ejerciendo el mismo rol dentro de la creciente amenaza y conspiración de la reacción burguesa en Venezuela.

(3)  En el chavismo, donde el elemento predominante, mayoritario y estadístico es sin duda el proletariado, son sus amplias capas las que sirven de locomotora al tren de la democracia burguesa o popular e interclasista, que es lo que propugna Chávez con su programa de Socialismo siglo XXI. De eso no hay que sorprenderse: la mayoría de los grandes partidos reformistas, como el MVR-PPT, han sido organizaciones de composición proletaria pero de política burguesa (partidos obreros burgueses como los llamaba Lenin). El rol central y dificil de los comunistas era y es todavía la de arrancar a los proletarios de la influencia de estos partidos contrarrevolucionarios, desastrosa para la lucha de clase. La única táctica posible es la lucha política abierta e intransigente contra ellos.

Si no quieren seguir siendo engañadas por el capitalismo, y defender los intereses de su clase, las fracciones de vanguardia del proletariado deberán romper con el chavismo y organizarse sobre bases políticas de clase.

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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