En Venezuela, los trotskistas pretenden «avanzar», proponiendo falsas reivindicaciones de clase

( Suplemento Venezuela  N° 16 de «El programa comunista» N° 49 ;Mayo de 2012 )

 

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No pudimos resumir las declaraciones de un responsable de la organización trotskista morenista USI (Unión Socialista Independiente) que hace un recuento y ofrece una buena demostración del grado de tensión y de abierta conflictividad social, sobre todo a nivel obrero, además de la infaltable respuesta represiva del Estado chavista :

 

«  Miles de trabajadores reclaman por incumplimientos contractuales y atropellos laborales en el sector público y privado. Centenares de comunidades populares pelean por vivienda y acceso a los servicios públicos. (...) Sangrientos motines carcelarios se suceden regularmente. (...) La inflación destruye los salarios. Dos terceras partes de los empleados públicos ni siquiera pueden cubrir la canasta básica con sus magros ingresos. [...] incluso la enfermedad del presidente adquiere la cualidad de un problema político de grandes dimensiones, pues la mengua del «pequeño bonaparte» atiza los conflictos de las corrientes internas del Psuv » […] « datos oficiales que dan cuenta de un aumento de la pobreza en 14 de los 24 estados del país durante ese año. La cobertura brindada por las redes estatales de distribución de alimentos subsidiados, Pdval y Mercal, bajó de 13 a 10 millones de personas en el mismo período en que más de 150.000 toneladas de alimentos pertenecientes a estas redes se descompusieron debido a los manejos corruptos de la burocracia gubernamental. (...) Actualmente, más de 120 dirigentes obreros y más de mil campesinos se encuentran con procesos judiciales abiertos por realizar huelgas, ocupar tierras, movilizarse y luchar en defensa de sus derechos. A esto se suma la acción de grupos de choque del Psuv en contra de las huelgas en las empresas básicas de Guayana, así como el avance del sicariato contra dirigentes sindicales clasistas y revolucionarios, prácticas criminales toleradas por el gobierno y protegidas con el manto de la impunidad. Ha habido más de doscientas víctimas de sicariato en las filas de los trabajadores desde el año 2005, incluyendo a importantes figuras del movimiento obrero como el presidente de la Unete-Aragua, Richard Gallardo, Luis Hernández, del sindicato de Pepsi-Cola, y Carlos Requena, dirigente sindical de Produvisa, todos ellos dirigentes de la corriente C-Cura y de nuestro partido, la Unidad Socialista de Izquierda (USI) ». (C.f.. «Crece la protesta popular», laclase.info. Sáb 05/11/2011 – 14:09, subrayados nuestros).

 

*   *   *

A pesar de sufrir un black-out total en la prensa chavista y opositora, es muy conocida la intervención en el terreno sindical y obrero de los militantes de la USI, junto con su hermana en Trotsky, la Ccura-Marea Revolucionaria y el sitio Internet laclase.info, conformados en el Partido Socialismo y Libertad (PSL). Su portal de la Internet, es prácticamente el solo eco que reciben la enorme cantidad de conflictos y denuncias del mundo obrero en Guayana, y otras zonas. Pero, siendo acérrimos enemigos del movimentismo como grave desviación de las energías del movimiento obrero, consideramos que los trotskistas se equivocan de rumbo cuando pregonan cambiar la naturaleza del famoso control obrero bolivariano, pretendiendo doblegar a las empresas a las necesidades de los trabajadores, cuando es todo lo contrario; y sin advertir que, si este control se desarrolla en el cuadro del modo de producción capitalista, el mismo jamás será una conquista de clase (1). Con la idea de que es por medio de un lento aprendizaje por etapas y no por saltos directos mediante verdaderas reivindicaciones de clase que el proletariado avanzará, plantean una defensa de la industria nacional, como si su defensa representara un beneficio mayor para los obreros o que pasando por esta «soberanía nacional» se llega al camino de la lucha de clase. Y no abandonan la ilusión de realizar una nacionalización positiva que beneficie al proletariado y denuncie la política «entreguista» del gobierno Chávez. Todas estas pseudo-reivindicaciones, que supuestamente reforzarían la «conciencia» del proletariado, a la larga se volverán un freno para la misma lucha, porque habrán sembrado en su seno la falsa esperanza en un Chávez menos «entreguista», más «obrerista», etc.  y porque no permiten ver que justamente romper con Chávez sería un paso significativo y una demostración material del avance organizativo y político del proletariado.

No es casual tampoco su cretinismo parlamentario, que siempre criticó Marx, Lenin y el mismo Trotsky (2): «una voz de los trabajadores a la Asamblea Nacional» fue el lema para participar en la AN. Ahora en las presidenciales hacen un llamado a construir «un Frente de trabajadores y pueblo (?) en lucha para unificar los conflictos (muy bien!) y por una opción electoral (?) independiente del MUD y el gobierno».

Repetimos que es del más puro cretinismo parlamentario pensar que eligiendo diputados al parlamento se puede modificar el funcionamiento del capitalismo, obligar a los patronos a ser bondadosos con los obreros, etc. El parlamento es un órgano decorativo que oculta la realidad de la dictadura de la clase dominante cuyo pilar es el aparato de Estado, verdadero garante de las relaciones de producción capitalistas. Si los diputados o los gobiernos se les ocurriera atacar al capitalismo y al Estado burgués (¡cosa muy diferente a atacar al capitalista individual!), serían barridos inmediatamente por el ejército.

La lucha de clase, independiente tanto del gobierno chavista y de sus «relevos» sindicales y políticos, como de la oposición: esta es la única opción de la que realmente tienen necesidad los trabajadores. No es con una tarjeta para participar en el carnaval electoral que los trabajadores podrán defender sus intereses. Las elecciones están para alejar a los trabajadores de la lucha, haciéndoles creer que podrán alcanzar sus reivindicaciones sin necesidad de recurrir a ella. ¡Para los proletarios es imposible hacer retroceder a los patronos y el Estado y defender sus intereses de clase sin la lucha directa y abierta! Y para ser eficaz, esta lucha debe emprenderse sobre bases realmente clasistas, realmente independientes de las orientaciones que defienden los intereses de las empresas capitalistas y de la economía nacional. Esta debe ser sostenida y dirigida por una verdadera organización de clase que tenga por objetivo la defensa exclusiva de los intereses proletarios. La consigna que estos escriben en el portal es la de un «Frente de los trabajadores y del pueblo  (—¿qué es el «pueblo»?, exclamaba Engels, el marxismo ha demostrado que en el «pueblo» hay varias clases con intereses contrapuestos), y tal como lo preconizan los trotskistas de laclase.info, es una orientación reformista anti-obrera; constituye en sí un abandono del terreno de la lucha directa de clase por el callejón sin salida de la delegación o representación parlamentaria de los proletarios, un abandono del seguro terreno de la fuerza y el número por la dudosa «astucia de la razón» parlamentaria: ¡Miseria de la Democracia, miseria del electoralismo!

Es necesario explicar que Trotsky sin duda fue, después de Lenin, uno de los más grandes revolucionarios marxistas de su tiempo; su nombre quedará atado a la victoria de la revolución de Octubre, de la guerra civil, de la lucha contra la contra-revolución estaliniana; sin embargo cometió grandes errores. Por ejemplo el Trotsky que tanto laudamos, el jefe del Ejército Rojo, el magnífico escritor de «Terrorismo y Comunismo», no tiene nada en común con el Trotsky entregado a mil maniobras tácticas que lo llevaron a reconsiderar sus tesis sobre la democracia, e incluso sobre las condiciones para la constitución del Partido mundial, etc. Los trotskystas actuales no han retenido del maestro sino esos errores y esas «nuevas» concepciones fuertemente cargadas de democratismo, agravándolos más aún bajo una sarta de acciones más que dudosas y por demás oportunistas: maniobrismo sin principios, desprecio del programa comunista, alineamiento con la democracia burguesa – que por consiguiente los ha convertido en reformistas que se ocultan detrás de frases pseudo-marxistas; en centristas: revolucionarios de palabra, reformistas en los hechos.

 


 

(1) La USI afirma que «el Control Obrerogubernamental queda tambaleando, y se abre un espacio para debatir acerca de lo que significa realmente un rol protagónico de los trabajadores en la conducción de las empresas, en contra de lo que pretende el gobierno, que es la entrega de las empresas a los intereses de capitales privados» (C.f.. «A unificar los luchadores independientes y crear comités de conflicto para derrotar la política antiobrera del gobierno en Sidor», sábado 03/12/2011 - 17:36, la clase.info.)

Nosotros decimos que los dos «controles» obreros son una ilusión porque, ante todo, se deja de lado el problema de la toma del poder, sin hablar de las auténticas reivindicaciones de clase. Para el trotskismo, el «control obrero» es un tópico utilizado para designar cualquier iniciativa o movimiento de clase. Los trotskistas suelen afirmar que el «control obrero, que no es para mejorar a la empresa capitalista sino en particular para tener el derecho a nombrar a sus gerentes que seguramente... no serán cooptados «para convertir al sindicato (y a los gerentes revolucionarios) en una oficina pública del gobierno». Claman por una gerencia socialista de la empresa, pero sin antes haber hecho la revolución; eso es simplemente absurdo, a menos que para los trotskistas esta opera bufa la quieran llamar socialismo marxista. «El control sin el poder, decía Lenin, es una frase vacía»...

(2) Ver «El abstencionismo revolucionario de la Izquierda Comunista», en pág. 11 de este suplemento.

 

 

Partido comunista internacional

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