¿Pero cuál es el enemigo más peligroso del proletariado?

( Suplemento Venezuela  N° 19 de «El programa comunista» N° 50 ; Diciembre de 2014 )

 

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Primero que nada debemos decir que al enemigo frontal e histórico del proletariado ya lo conocemos : demasiado fácil de derrotar sin sus aliados. Por tanto, la experiencia histórica muestra y demuestra que son los reformistas, los colaboracionistas representados hoy por Maduro o Lula, ayer por Allende – o incluso Perón que, con todo lo burgués y reaccionario que se preciaba, hacía y comprendía las cosas mejor que muchos izquierdistas – el verdadero y más peligroso enemigo; el “lobo con piel de cordero” en el seno de las masas explotadas y oprimidas, en los sindicatos obreros, en los barrios proletarios.

La raíz de este oportunismo reformista y colaboracionista descansa en la ideología o actitud que tienen los pequeños burgueses, a través de sus dirigentes y organizaciones que los representan, hacia la revolución violenta, oscilando siempre según las épocas históricas: para Lenin, fueron la punta de lanza de la revolución en 1789, se manifiestan ridículos en 1848, en 1850 la revolución en Alemania fracasa por su indecisión, en 1917 secundan a los bolcheviques contra la guerra y los zares para luego rebelarse y darles la espalda en Cronstadt.

Así, en el cuadro de una revolución proletaria, la actitud de los pequeños burgueses juega un rol importante en el sentido de que o bien se dejan utilizar por la burguesía contra el proletariado (en una situación de crisis revolucionaria, los burgueses sin estos aliados están perdidos); o bien el proletariado logra atraer una parte y neutralizar a la otra, entonces la revolución puede resultar victoriosa. La honesta y única manera que el proletariado tiene para atraer a la pequeña burguesía y a sus lideres es luchando de manera resuelta contra la burguesía; de esa manera, los pequeñas burgueses arruinados por la crisis verán en la actual clase revolucionara una fuerza con la que pueden contar para aliviar su miseria derrocando al capitalismo, de otra manera caerán “naturalmente” en brazos de la burguesía quien culpara al proletariado de ser el responsable de la crisis. Trotsky decía que los pequeños burgueses arruinados, desesperados por su situación sin esperanza y ante la perspectiva de su proletarización, buscarán un jefe, sea bien en el campo de la burguesía, bien sea en el del proletariado. Los reformistas, que son la expresión más genuina de estas capas, buscan por todos los medios impedir que los proletarios luchen para evitar que los pequeños burgueses se atemoricen, pero ello hace que estos últimos se den cuenta que el proletariado es débil, y no puede contar con él, entonces se vuelven hacia la reacción burguesa; tal cual ocurrio en Alemania y en Chile.

En anteriores ocasiones hemos dichos que los pequeños burgueses casi siempre son los primeros en ser golpeados por las crisis, o son los que más vivamente las sienten; llegan a ponerse en movimiento, antes incluso que los proletarios. Pero globalmente es un movimiento con objetivos contradictorios donde prima la impotencia y el miedo a la revolución violenta y proletaria: por un lado desean un capitalismo que funcione y les ofrezca la esperanza de conservar su posición social de clase, de darles hasta la posibilidad de convertirse en burgueses, mientras que en la realidad las crisis económicas, la misma tecnificación del trabajo, la competencia capitalista, los condena a la ruina. Gritan contra los “oligarcas” de las finanzas, Madoff, Soros, los “multimillonarios”, el famoso “1%”, los judíos, etc., a veces contra el “liberalismo”, pero jamás contra el capitalismo puro y duro. Creen, como dice Marx, hablar no en nombre de sus intereses de clase, sino en nombre de “todo el pueblo”, de la “nación”, rechazan la “mezquina” defensa de los intereses del proletariado que rompe con esta bella “unidad nacional”; y se pueden multiplicar los ejemplos de los movimientos de estas clases medias: “Ocupy’s” de Wall Street, “Indignados” en España, etc., etc. de los que ya hemos hablado ampliamente.

En Venezuela, una parte de estos pequeños burgueses fueron chavistas (y algunos lo son todavía); pero el deterioro de su situación les ha empujado a dejar el chavismo y acercarse a los reaccionarios; dicen convencidos que sus desgracias vienen de la política gubernamental; es decir, de las posiciones “socialistas”, de izquierda, “castro-comunistas”, del chavismo; para la propaganda reaccionaria más obtusa, el chavismo favorece demasiado a los pobres, a los proletarios, en detrimento de las “clases medias” (todo el mundo se imagina formar parte de las “clases medias”, aun si se trata de un pequeño comerciante o bodeguero). Esta propaganda y esta posición de clase es anti-chavista, pero también profundamente anti-obrera, empuja al gobierno a atacar a los proletarios, o bien prepara la venida de otro gobierno, “de derecha”, para atacarlos y masacrarlos sin ningún freno “obrerista” o “rojo rojito”.

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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