Masacre de mineros huelguistas en Sudáfrica

(«El proletario»; N° 1; Diciembre de 2012)

 

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El 18 de julio pasado la burguesía mundial celebraba el «día de Mandela» que, desde noviembre de 2009, ha sido instituido por la ONU bajo el signo de la paz, la libertad, la reconciliación, la defensa de los niños y las frágiles minorías, etc., etc.

En Sudáfrica, 12 millones de niños cantarán himnos a Mandela antes de ir a clases; los habitantes serán llamados todos a dar 67 minutos de su tiempo (correspondiendo a los 67 años de militantismo de Mandela) para ayudar a los otros. El sindicato IMATU pedía que ese día en que se celebraban «los 67 años de su vida que Mandela ha dado por los derechos de humanidad, igualdad, justicia y democracia que hoy disfrutan los sudafricanos» se convierta en día feriado, de manera que los individuos puedan dar mucho más que 67 minutos por causas útiles...

Todos estos repugnantes discursos jamás han servido a otra cosa que a esconder que Mandela y su partido, el ANC, hoy en el poder, siguen obrando por mantener intacto en Sudáfrica no sólo el capitalismo, sino también, en nombre de la «reconciliación», la dominación económica y social de la burguesía blanca.

El apartheid ha desaparecido, hoy los negros tienen los mismos derechos que los blancos; pero, para la aplastante mayoría de sudafricanos, la realidad de la explotación, opresión, miseria y racismo cotidianos no ha cambiado. La única diferencia es que hoy una fina capa de burócratas, negociantes especuladores y capitalistas negros ha podido integrar la clase burguesa, que burócratas sindicalistas negros son pagados, a veces onerosamente, para traicionar los intereses de los trabajadores, y que mercenarios negros han sido reclutados para «mejorar» la acción de la policía.

Y es esto lo que mejor demuestra la masacre de Marikana: según cifras oficiales, el jueves 16 de agosto, 36 mineros en huelga pierden la vida en Lonmin, una mina de platino; abatidos con fusiles ametralladoras por la policía, además de numerosos heridos y 250 huelguistas apresados. Desde la época del apartheid, el país no había asistido a una masacre semejante...

Reforzada por esta masacre y pensando que los huelguistas han sido aniquilados, las autoridades han lanzado un ultimátum: la reanudación del trabajo, o el despido.

Desde el 10 de agosto, los mineros de Lonmin, multinacional con sede en Londres que emplea 20 mil personas en sus diversos establecimientos de Sudáfrica, se habían declarado en huelga por un aumento de salario de 4000 a 12 500 rands (de 390 € a 1 200 €). Inútil decir que las condiciones de vida y trabajo de los mineros son particularmente difíciles; viven en barracas sin agua potable, y trabajan por salarios miserables, con servicios médicos casi inexistentes, etc.

Antes de la masacre del jueves, los enfrentamientos entre huelguistas y no huelguistas ya habían dejado 10 muertos. El principal sindicato de mineros, el NUM (National Union of Mineworkers), al que los trabajadores acusan de colusión con el patronato, hostil a la huelga, lanzaba el 13 de agosto un llamado al ejército «a restablecer el orden» (1): en efecto, según la ley del trabajo, la huelga no era legal. Un huelguista entrevistado por la prensa comentaba: «el NUM nos ha traicionado; trabaja a favor de los blancos y se llenan los bolsillos a cuenta de nosotros. El NUM nos ha olvidado» (2).

Mientras que la dirección de la empresa aseguraba que no negociaría sino después que los trabajadores volvieran al trabajo, alrededor de 3000 huelguistas se habían agrupado en una colina para bloquear la entrada de la mina agregando que no se moverían de allí.  Para defenderse habían confeccionado o tomado armas de toda suerte: palos, cuchillos, machetes. La policía, extremadamente pertrechada, ayudada según los huelguistas por los dirigentes del NUM,  empleó diversos medios para poner fin a esta reunión juzgada «ilegal»: alambre de espina, granadas lacrimógenas, cañones de agua, balas de caucho, antes de disparar con balas reales contra los trabajadores.

Para justificarse la policía afirma contra toda evidencia haber actuado «en legitima defensa» frente a disparos que venían de los mineros. Con el fin de preservar las formas democráticas, el gobierno de la ANC ha anunciado que se abrirán investigaciones a fin de determinar lo que realmente ha pasado.  En realidad no hay necesidad de investigación alguna para comprender que se trata de una matanza perpetrada con el fin de aplastar al movimiento huelguista, y que tanto el gobierno como las grandes organizaciones sindicales ligadas a éste no defienden sino los intereses de los capitalistas.

Pero hay más: el líder del NUM ha acusado la ACMU, pequeño sindicato que dirige la huelga, formado por antiguos miembros del NUM, de ser los culpables de la violencia, exigiendo que «hay que mandar a la cárcel a esos agitadores» (4). Por su parte, el 16 de agosto, el PC sudafricano que reúne en sus filas a numerosos burócratas sindicales, también ha pedido la detención de los dirigentes de la ACMU, diciendo que el tiroteo fue «un acto de barbarie coordinado por la ACMU»! Según el primero, los dirigentes de la ACMU fueron expulsados del NUM «por su anarquía» (5).

En cuanto a la gran Confederación sindical, la COSATU, ligada a la ANC de Mandela, y en la que participa el NUM, esta ha publicado un comunicado el 16 de agosto, expresando sus condolencia a los familiares de las víctimas. ¡Puras lágrimas de cocodrilo, y ni una sola palabra para criticar la violencia policial!

La única cosa que estos sindicalistas amarillos condenan es la «violencia e intimidación» de... ¡la ACMU! En tal sentido el mismo comunicado de la COSATU llama a los dirigentes de las organizaciones sindicales a reunirse, no para responder a la masacre policial, sino para hacer frente «a una estrategia política deliberada de utilización de la intimidación y la violencia (…) para crear sindicatos disidentes y debilitar al movimiento sindical» (6).

La colusión de los aparatos sindicales con los capitalistas, expresada en forma tan abyecta, puede resumirse en un solo hecho: ¡el antiguo esquirol en jefe de la COSATU, Cyril Ramaphosa, es miembro de la administración de la empresa Lonmin! Durante el período en que este dirigía la Confederación sindical, amasó una considerable fortuna, en gratificación por los servicios rendidos a los capitalistas sudafricanos...

La crisis económica capitalista mundial ha golpeado también a Sudáfrica, agravando la explotación y la miseria de las masas. Pese a los discursos oficiales, la pobreza es todavía endémica, y la extrema pobreza se ha duplicado en 10 años. Oficialmente, la tasa de desempleo que aumenta cada día ya llega a 25,2%, mientras que las estimaciones no oficiales la colocan en 40% (73% para los menores de 35 años) (7).  Los salarios son extremadamente bajos y las condiciones de trabajo llegan a ser bestiales.

Esta degradación de la situación de los proletarios y de las masas en general es sin duda el origen de las huelgas y agitaciones que se suceden desde hace varios meses. Lo que temen la mafia político-economica de la ANC, los aparatos sindicales y los burgueses en general, es que semejante agitación desemboque en una generalización de las luchas y en la organización de clase de los trabajadores.

Los dirigentes de la ACMU se lamentan que la policía, en lugar de ayudar a la gente, asesina a los trabajadores (8). Pero, cuando las armas de la propaganda democrática edulcorante y los himnos a la paz de Mandela no bastan para calmar a los proletarios, los burgueses no vacilarán nunca en enviarle balas.

Esta dura lección impregnada de sangre no debe ser jamás olvidada por los proletarios no sólo de Sudafrica sino del mundo entero. El enfrentamiento entre las clases es una guerra social, ora abierta, ora larvada, pero que no puede terminar sino con la destrucción violenta del poder burgués, la toma del poder por el proletariado y el derrocamiento del capitalismo.

Para que las escaramuzas de hoy preparen la gran lucha de mañana que vengará a las innumerables víctimas del capitalismo, los proletarios de todos los países deberán comenzar por romper con los sindicatos y partidos vendidos que llaman a la colaboración entre las clases, al desarme frente a los capitalistas, si es que abiertamente no colaboran ya con estos últimos.  Este es el primer paso para poder defenderse y poder encontrar la vía de la lucha de clase intransigente contra el capitalismo.

 

¡Solidaridad de clase con los mineros en lucha de Lonmin!

 


 

(1)http://www.lemonde.fr/afrique/visuel_interactif/2012/08/17/une-semaine-de-violences-dans-un-conflit-minier-en-afrique-du-sud_1747167_3212.html

(2)www.thestar.com/news/world/article/1243035—in-south-africa-police-fire-on-striking-miners-killing-at-least-six*

(3)  http://www.timeslive.co.za/thetimes/2012/08/17/killing-field

(4)  cf «The Guardian», 17/8/12

(5) http://liveblog.mg.co.za/2012/08/16/lonmin-shootings-liveblog/

(6)  http://www.cosatu.org.za/show.php?ID=6421

(7)http://www.iol.co.za/business/business-news/cosatu-shocked-by-unemployment-stats-1.1292074#.UDDnOqBEQkE

(8) ) http://mg.co.za/article/2012-08-18-malema-miners-were-killed-to-protect-cyril-ramaphosa-shares

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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