La «Izquierda de la Izquierda griega» y el referéndum

 

(«El proletario»; N° 8; Octubre - noviembre - diciembre de 2016)

 

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Por falta de información no podemos llevar a cabo un análisis exhaustivo de las posiciones de las fuerzas políticas griegas que se hacen llamar de izquierdas. En particular, la posición de los anarquistas griegos que tienen un cierto peso entre la extrema izquierda es difícil de conocer. Diversos reagrupamientos anarquistas han llamado más o menos explícitamente a votar no porque esto abriría la «vía a una dinámica social imprevisible» (movimiento anti-autoritario de Tesalónica, 1/7/15) o porque permitiría «transformar el referéndum gubernamental en un gran no obrero y popular a la continuación de la política de los memorándums» (editorial de Indymedia Atenas, 5/7/15), mientras que los anarco-sindicalistas griegos llaman, después del referéndum, a «transformar la derrota del capital en una victoria real de la clase obrera» (Alternativa Libertaria 5/7/15) Esto muestra que a las ilusiones electoralistas tampoco se escapan los anarquistas: también creen, al menos una parte de ellos, que es posible utilizar las elecciones, el sistema electoral diseñado por la burguesía para desviar a los trabajadores de la lucha proletaria, para reforzar o iniciar esta lucha.

 

LOS TROTSKISTAS

 

En el conflicto entre burgueses, que enfrenta al capitalismo griego y sus deudores, los trotskistas griegos han tomado parte por su capitalismo.

Esto se ha hecho evidente con el referéndum,  en el que se trataba de aprobar las proposiciones de la Troika (votando Sí) o las del gobierno (votando No).

Sin sorpresas, la Troika (Comisión Europea, BCE y FMI) proponía incrementar la explotación de los proletarios para restaurar la tasa de beneficio de los capitalistas y asegurar el reembolso de las deudas que la burguesía griega tiene con los bancos europeos.  Lógicamente, menos para quien no lo quiere ver, el gobierno griego no ha propuesto sino otra versión de la misma política, con el mantenimiento de las compras de armamento bélico, de las ventajas fiscales para los armadores y con la continuación de la política de austeridad (aumento de la edad de jubilación, bajada de los salarios y de las pensiones, subida de los precios por el aumento del IVA en los productos de consumo, etc.)

Frente a este conflicto entre explotadores, los trotskistas griegos han respondido al llamado de su burguesía, haciendo activamente campaña por el No. Hay que precisar que una parte de los grupos trotskistas griegos forma parte de Syriza, donde anima la corriente de izquierda, mientras que otra parte es miembro de la coalición Antarsya.

El SEK (Partido de los Trabajadores Socialistas) – miembro de la Tendencia Socialista Internacional (dirigida por el SWP británico) y parte de Antarsya llamaba a un «frente unido para anular la deuda, nacionalizar los bancos y salir del Euro y de la UE», un frente interclasista autor de reivindicaciones puramente burguesas – para «aplastar a quienes se mantienen fieles a la Troika» – y defensor del capital. Por consiguiente, la organización trotskista «exige que el gobierno de izquierda pase directamente a la puesta en marcha de las promesas que ha hecho al movimiento obrero con el fin de que le eligiese», es decir que Syriza aplique su programa, 100% reformista.

La OKDE (Organosi Kommuniston Diethniston Ellados, Organizacion de Comunistas Internacionalistas de Grecia), sección de la IV Internacional, Secretariado Unificado (CI-SU) tiene menos ilusiones en el gobierno y critica la incapacidad «de Syriza de entrar en conflicto con el gobierno del capital y las instituciones capitalistas». Es notorio que la OKDE ha tenido diferencias con la CI-SU porque, en su lugar, esta apoyó a Syriza en las elecciones. La OKDE rechaza entrar en el chantaje de la salida de la zona euro afirmando que «la clase obrera no puede y no debe estar asustada puesto que no tiene nada que perder con los controles de capital, o con una crisis general de la zona euro» Si llama a votar No en el referéndum, afirma no obstante que esta consigna no debe ser tomada en ningún caso como un voto de confianza en el gobierno de Syriza-Anel «porque  en ciertas cuestiones, las propuestas del gobierno son más reaccionarias que aquellas de las instituciones». De la misma manera, la OKDE tanteó una tímida denuncia del electoralismo: «las elecciones no han sido nunca la solución mágica para desembarazarse de la austeridad, y el referéndum tampoco lo será».

Pero detrás de este radicalismo de fachada, se oculta el mismo nacionalismo. El objetivo sigue siendo «la ruptura con la UE y el FMI» (y «esta ruptura no puede ser llevada a cabo sólo mediante el voto») pero, después de haber manifestado sus reservas mentales sobre las elecciones, se zambulle en el movimiento electoral llamando a votar No, presentando a este como un «No global a la zona euro, a la UE y al FMI y no sólo a sus propuestas».

¡Nada que ver con un No a la burguesía griega», un No a la explotación capitalista o un No a la unidad nacional!

A nivel internacional, estas posiciones de la OKDE han sido recogidas por le CI-SU llamando a un «NO masivo a las exigencias de la troika el próximo domingo ¡Todas y todos junto al pueblo griego!» (proletariado, palabra desconocida): con ello la dirección trotskista logra reconciliarse con su sección local por la conformidad de ambos con Syriza y la difusión de las ilusiones sobre el referéndum…

Junto a estas corrientes, Xekinima – sección del Comité por una Internacional en Grecia e integrada en Syriza –  se lleva la palma del seguidismo. No sólo aplaude la «buena decisión [del gobierno] al apelar a la voluntad del pueblo griego», sino que es franca y ridículamente entusiasta: «¡para los trabajadores, los pobres, los parados, los desesperados, este es un gran día! ¡La sonrisa puede volver a sus rostros!» ¡Ah, las delicias del juego electoral! Desgraciadamente la sonrisa rápidamente se transformó en llanto… Estos trotskistas se han vuelto los  heraldos del nacionalismo griego. Según ellos, el referéndum opondría a «las fuerzas de la reacción (el BCE, el FMI, las multinacionales, etc.) con el pueblo griego», es decir «los trabajadores, los parados, los pobres, los pequeños empresarios y los empleos medios destruidos por la crisis capitalista». ¡El eterno combate de la nación contra el capitalismo apátrida!

Clásicamente, este nacionalismo va de la mano con un profundo reformismo. La perspectiva ofrecida a los proletarios es que «las buenas políticas – las que rompen con el sistema podrido actual - sean aplicadas». Estas «buenas políticas» de nuestros trotskista tendrían un efecto milagroso sobre la crisis capitalista que golpea a Grecia: «Gracias a una serie de medidas, la economía griega podría resurgir y comenzar a servir a los intereses de la sociedad más allá de los beneficios de la plutocracia. Los controles de capital deben ser inmediatamente impuestos para impedir que el gran capital se lleve a otra parte su dinero y sus beneficios, en otros términos, la riqueza producto de nuestro trabajo. Debe instaurarse un límite a las retiradas de dinero de los bancos, suficientes para cubrir las necesidades de las familias de los trabajadores y de los pequeños empresarios, e impedir a los capitalistas sacar las reservas de los bancos». Mediante estas medidas, al capital griego le será posible no sólo permanecer en pie, sino servir al interés de «la sociedad». A través de este cuento de hadas ultra reformista, nuestros «trotskistas» hacen desaparecer las clases sociales…

Como sus congéneres argentinos y de todos los países, los trotskistas griegos son los vectores del social patriotismo en nombre de la lucha contra la deuda. Constituyen un peligroso obstáculo en el camino de la constitución del partido de clase y de la reanudación de la lucha de clase en Grecia contra la explotación capitalista.

 

EL PARTIDO COMUNISTA GRIEGO (KKE)

 

A diferencia de los trotskistas y de los anarquistas, el KKE tiene una influencia significativa en ciertos sectores de la clase obrera gracias a su agrupación sindical «PAME», disfruta de una cierta audiencia electoral y disponen de un grupo parlamentario (17 diputados). Es tanto más peligroso cuanto que muestra una oposición resuelta al gobierno de Syriza-Anel al cual recuerda que no ha abolido ninguna ley anti-social instaurada por los gobiernos precedentes; capaz incluso de criticar a quienes preconizan una salida del Euro y de la Unión Europea pero sin romper con el capitalismo.

Su amor desmesurado por la democracia parlamentaria le ha conducido a utilizar su servicio de orden para defender el parlamento contra las manifestaciones durante la huelga general de octubre de 2011. Su arraigado colaboracionismo interclasista le llevó a participar en 1988 en el gobierno durante algunos meses, aliado al principal partido burgués griego, Nueva Democracia.

Su perspectiva es la salida de la zona euro y de la Unión Europea de una Grecia que habria roto con el capitalismo mediante la nacionalización de los monopolios y el establecimiento de una «planificación científica»; de hecho no será una ruptura con el capitalismo, sino el establecimiento de un capitalismo de Estado sobre el viejo modelo soviético, todas las relaciones capitalistas (salario, mercancía, organización económica por empresas, etc.) permanecerán intactas. El KKE llama, en todos los países de Europa, a la «lucha por el salida de la UE con los pueblos soberanos por su propio poder».

Si bien denuncia el «nacionalismo» de los «izquierdistas» de Antanarsya, el KKE no deja de ser tan nacionalista como estos: en la resolución política de su último congreso, en 2013, se encuentra un párrafo en el que se indica que está dispuesto a organizar una lucha de «resistencia obrero-popular» contra «el invasor» en el caso de una guerra imperialista con los países vecinos. Demos decir que Lenin y los bolcheviques preconizaban, por el contrario, el derrotismo revolucionario en el marco de una guerra imperialista; pero el estalinismo ha hecho mella en el KKE, quien desde la II Guerra Mundial cultiva el culto a la resistencia nacionalista. El KKE se esfuerza en constituir una «Alianza popular», reagrupación interclasista descrita como una alianza de la clase obrera con las clases medias para luchar contra los monopolios. Si el KKE afirma tener como «objetivo estratégico» el «socialismo-comunismo», el objetivo concreto es establecer un «poder popular», es decir, un «gobierno […] que se desmarque del poder de los monopolios» (el objetivo del socialismo se relega así… a calendas griegas).

En cuanto al referéndum, el KKE primero había propuesto al parlamento que la pregunta girase sobre la aceptación o no de todos los planes de austeridad; pero, después del rechazo del gobierno, denunció la maniobra política que representaba el referéndum, dando por hecho que Tsipras seguiría discutiendo en Bruselas.

Pero, como son electorialistas hasta los tuétanos, llamaron a los electores a «manifestarse» depositando en las urnas una papeleta, diciendo no tanto a la alternativa de los acreedores como a la del gobierno – por lo tanto un voto nulo: «el pueblo debe decir no a las dos propuestas […] Éste debe levantarse y luchar por la única solución que representa sus propios intereses, es decir, la ruptura con la UE y la vía de desarrollo actual» No hablan de ruptura con el capitalismo ni de la revolución socialista, algo que pondría en riesgo la alianza con las clases medias.

Último de los mohicanos del movimiento contrarrevolucionario internacional de matriz estalinista, el KKE continúa en Grecia la sucia labor de inocular en el proletariado el veneno nacionalista y hace todos los esfuerzos para desviar las posiciones de la lucha obrera hacia la vía interclasista. Será un adversario irreductible del proletariado cuando este reanude la lucha de clase: pese a todo su discurso, ha dado pruebas suficientes de su defensa irreductible e indudable del orden burgués.

 

(de Le Proletaire nº 516)

 

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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