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(«El proletario»; N° 35; Julio de 2025 )
El grupo que en 1973 se separó del «Partido Comunista Internacional», sobre cuestiones fundamentales como la concepción del partido y su acción, y se organizó en Florencia con su propia cabecera titulada Il Partito Comunista, proponiéndose bajo el mismo nombre que el «Partido Comunista Internacional», ha sufrido recientemente una escisión interna a consecuencia de la cual ya no ha podido salir, ciertamente por razones legales, con la cabecera bajo la que salieron hasta hace unos meses. Desde julio-septiembre de 2024 han estado saliendo con una nueva cabecera titulada «il Partito Comunista Internazionale», el mismo nombre que el partido. Desde hace algún tiempo, también han comenzado a difundir sus materiales e información a través de un boletín que han decidido llamar: [PCInt]Newsletter.
Además de la confusión ya existente, provocada por la existencia de algunos grupos políticos resultantes de escisiones del antiguo «Partito comunista internazionale-programma comunista» como el grupo florentino del que hablamos, es evidente que este epígrafe conlleva un elemento más de confusión, dado que las siglas pcint pertenecen a nuestro sitio: www.pcint.org. No tenemos newsletter y, si algún día la tenemos, tendremos que decidir el nombre para no aumentar la confusión que ya existe. En cambio, el grupo florentino no ha querido evitarlo; al contrario, parece que lo ha hecho a propósito para robarnos no sólo el nombre del partido, sino también las siglas que distinguen nuestro movimiento en la web.
Llamarse partido comunista internacional, como una vez simplemente llamarse partido comunista, forma parte de una batalla teórica y política que comienza muy atrás -desde el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels- y que tiene como objetivo histórico la transformación revolucionaria de la sociedad dividida en clases en una sociedad sin clases, en una sociedad de especie que sólo puede ser mundial. Desde los tiempos de Marx y Engels, todas las fuerzas reaccionarias y de conservación social existentes y posteriores se han desatado contra la teoría del comunismo revolucionario; se han elaborado muchas teorías, desde el socialismo feudal hasta el socialismo pequeñoburgués, desde el socialismo conservador o burgués hasta el socialismo reformista y pacifista, desde el socialchovinismo hasta el socialismo nacional, con las miles de variantes que las fuerzas oportunistas y de conservación social de cada época han generado y seguirán generando para la sociedad burguesa capitalista. Para resistir el colapso al que está condenada, no desistirá de intentar, por cualquier medio oportunista y violento, impedir que el proletariado retome el camino de su emancipación de clase y se reconozca en el único partido comunista que merece su confianza incondicional, como fue el caso del partido de Lenin en la revolución de octubre de 1917.
Hoy, en el persistente período de profunda contrarrevolución y dramática depresión de la lucha de clases proletaria, nos encontramos con una miríada de grupos que se autodenominan «comunistas», se proclaman «revolucionarios» y, frente a la devastadora y decenal labor estalinista de falsificación del marxismo, intentan hacerse entender como nacidos y criados a partir de raíces históricas que pertenecen a la Izquierda Comunista de Italia y al Partido Comunista Internacional formado después de la Segunda Guerra Mundial, al que traicionaron varias veces seguidas.
«El tiempo es el mejor consejero» es un viejo adagio, a menudo recordado también por nosotros, pero no en el sentido de esperar el paso del tiempo para poner las cosas en su sitio, sino en el sentido de saber esperar los factores favorables a la reanudación de la lucha de clases y del movimiento revolucionario del proletariado sin basarse en la simple copia de fórmulas y frases «marxistas», sino continuando las batallas de clase que caracterizaron al bolchevismo de Lenin y a la Izquierda Comunista de Italia, atesorando las derrotas sufridas no sólo a manos de la contrarrevolución burguesa, sino también por las variantes que el oportunismo ha asumido en los distintos períodos históricos. Otras batallas de clase nos esperarán cuando el proletariado empiece a reconocer que el antagonismo de clase que históricamente le opone a la burguesía y al capitalismo se disfraza regularmente bajo la apariencia de un marxismo, de un comunismo, «ajustado» de vez en cuando según el peligro que corra el orden establecido. Entonces, cuando la lucha de clases haya ganado la partida al lodazal pequeñoburgués en el que la clase proletaria está inmersa en beneficio exclusivo de la preservación social, entonces, ante los hechos y despliegues sociales reales, el problema de ser reconocido como el partido de clase, el único partido de clase, será resuelto por la propia lucha, por las indicaciones y la coherencia reales que el partido comunista dará y aplicará: entonces, será la firmeza, la intransigencia, la coherencia teórica, política, táctica y organizativa lo que marcará la diferencia real entre los que se proclamaban de palabra «revolucionarios», «internacionalistas», «comunistas», y los que lo eran y lo son de hecho.
El partido que preparó la revolución proletaria y la dictadura del proletariado en Rusia se denominó partido «socialdemócrata»; en 1903, en su segundo congreso, se dividió en dos fracciones, la bolchevique (mayoritaria) y la menchevique (minoritaria). Fue el bolchevismo, representado por las tesis y la dirección programática y política propugnadas por Lenin, el que consiguió finalmente influir en el movimiento obrero ruso y ganar influencia internacional, no sólo antes de la guerra mundial de 1914-18, sino sobre todo en la lucha contra el fracaso de la II Internacional, contra el socialchovinismo y en la preparación del partido para ganar una influencia decisiva en el proletariado, hasta el punto de que fue un punto de referencia no sólo durante la revolución de febrero de 1917, sino sobre todo entre febrero y octubre de 1917, cuando el bolchevismo -es decir, el POSDR(b), Partido Obrero Bolchevique Socialdemócrata Ruso- ganó la dirección del proletariado en la revolución y la dictadura de clase. Sólo en la primavera de 1918, en el VII Congreso del POSDR(b), a instancias de Lenin y con vistas a la formación de la III Internacional, el partido ruso cambió de nombre y se convirtió en el Partido Comunista Ruso(b).
A partir de entonces, toda corriente política revolucionaria tenía la tarea de constituirse en partido según los dictados del marxismo revolucionario, que, con el bolchevismo de Lenin, se sintetizaron en las tesis de la nueva Internacional, que sólo podía llamarse comunista, del mismo modo que los partidos que quisieron adherirse a la Internacional nacida en 1919 sólo podían llamarse comunistas; la experiencia histórica no permitía vuelta atrás.
El partido de clase dirigido por Lenin a partir de 1904 siguió llamándose «socialdemócrata», pero se distinguió por su lucha cada vez más encarnizada contra todas las formas de oportunismo reformista y obrerista. Llegó y dirigió la revolución en Rusia en octubre de 1917 sin cambiar de nombre, sólo lo cambió en 1918, ganada la revolución e instaurada la dictadura proletaria. Los hechos históricos, no las elaboraciones ideológicas, habían decidido que el partido proletario de clase mundial debía llamarse igual en todos los países: Partido Comunista. Desde el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels de 1848, habían pasado setenta años antes de que el término «partido comunista» representara no sólo el «espíritu» sino también el «cuerpo» de la clase proletaria que luchaba por la revolución anticapitalista.
Los acontecimientos históricos no proceden según un curso continuo; la lucha entre las clases avanza en medio de contradicciones cada vez más profundas y amplias, con avances y retrocesos, a través de magníficos estallidos revolucionarios y dramáticas restauraciones contrarrevolucionarias y largos períodos de depresión en la lucha de clases, lo que vuelve a plantear la necesidad, por parte de los elementos revolucionarios que no han caído en las tendencias más dispares del oportunismo político, de volver a los orígenes, restaurar el marxismo original como doctrina de la revolución proletaria y comunista y reconstituir el partido que tiene la tarea histórica de conseguir que el proletariado, en una lucha sin cuartel extendida a todos los países del mundo, especialmente en los de capitalismo más avanzado, entierre materialmente la sociedad burguesa e inicie la transformación de la sociedad dividida en clases en una sociedad sin clases. Los hechos históricos que siguieron a la derrota de la revolución comunista en Rusia y en todo el mundo han demostrado que el movimiento comunista en su reaparición en escena, incluso desde un punto de vista formal, tuvo que despojarse completamente de cualquier residuo político y práctico derivado de la ideología democrática y nacionalista, algo que la Internacional Comunista en los años 1919-1926 no logró aplicar plenamente a pesar de que, en sus dos primeros congresos, había llevado la lucha teórica y política contra la democracia y el nacionalismo a cotas sin precedentes. Por eso, definir la organización de partido no sólo como comunista, sino también como internacional, se convirtió en la reafirmación necesaria y vital de una visión inherente desde la primera formulación marxista del comunismo revolucionario; y esto es lo que hizo nuestra organización del partido desde su reconstitución después de la Segunda Guerra Mundial, primero definiéndose como partido comunista internacionalista, como organización única en todas partes, y a partir de 1965, internacional, dado el desarrollo de la red organizativa fuera de Italia. El partido ya no debía ser una organización que agrupaba a muchos grupos «nacionales» que acordaban unirse tras confrontaciones, debates, congresos y compromisos, sobre la base de un programa político sometido a votación congreso tras congreso, como era de hecho la Internacional Comunista, sino una organización de partido formada desde sus orígenes sobre la base, obviamente, de la doctrina marxista -que como tal es válida en todos los países- y con un programa político único, pero con los mismos criterios y métodos de trabajo y organización en todos los rincones del mundo.
Está claro que el nombre del partido, su parte formal, debe corresponderse con el contenido teórico, programático, político, táctico y organizativo del propio partido, y esta correspondencia debe encontrar confirmación en los hechos de la lucha de clases, en la acción del partido y en su actividad general tanto en el plano teórico como en el de la praxis interna y externa.
Hoy, como hemos dicho, varios grupos políticos se autodenominan «partido comunista internacional» reivindicando una conexión con la Izquierda Comunista de Italia, cuando no incluso su «herencia». Serán los hechos reales de la lucha de clases proletaria y la acción política del partido los que demostrarán qué organización de partido representará efectivamente la conciencia de clase del proletariado a nivel internacional y podrá, gracias a esta cualidad específica, influir decisivamente en las capas más avanzadas del proletariado para ponerse a la cabeza de su preparación para la revolución anticapitalista.
Hoy nos vemos obligados a distinguirnos de todos los demás grupos que se remontan a nuestros propios orígenes colocando junto al nombre del partido los nombres de los periódicos y revistas que publicamos en los diferentes idiomas; en Francia, y en los países francófonos, dado que ningún grupo político nació con el mismo nombre que nuestro partido, desde 1957 nos identificamos con la revista programme communistey desde 1963 con el periódico le prolétaire; en los países de habla hispana hemos tenido que cambiar el nombre del periódico ya que el grupo escindido de 1981-82 tomó el nombre del periódico El Comunista que el partido publicó hasta la crisis general de 1982, mientras que nosotros pudimos mantener viva la revista El programa comunista publicando después el periódico El Proletario; también hemos mantenido la antigua cabecera Communist program para la revista en lengua inglesa, a la que se unió hace unos años la publicación periódica Proletarian, mientras que para la revista en lengua italiana, dado el vergonzoso asunto del recurso a la legalidad burguesa con respecto a la antigua cabecera il programma comunista la igualmente vergonzosa labor de liquidación del partido llevada a cabo por el grupo que publicaba Combat, hemos dado vida a la nueva revista il comunista.
En años pasados ha habido lectores que han sugerido que cambiáramos también el nombre del partido, precisamente para que no se nos confundiera con otros partidos que tienen el mismo nombre. En realidad, la reivindicación del nombre Partido Comunista Internacional no puede ser sustituida por ninguna otra denominación que responda mejor al significado que siempre hemos dado a estas tres palabras. Sería como decir que, puesto que la dictadura del proletariado fue reivindicada tanto por Stalin como por Mao y por un centenar de otros autodenominados partidos comunistas dispersos por el mundo, entonces tendríamos que encontrar un sinónimo para distinguirnos de todos aquellos que volvieron a proponer la dictadura del proletariado no según la concepción marxista original. Lo mismo ocurriría con «socialismo», o «comunismo», por no hablar de «marxismo». Los sinónimos (suponiendo que los haya en estos casos) son generalmente expeditivos que en lugar de aportar claridad, aportan aún más confusión; ¡véase lo que hizo la Internacional Comunista cuando, en lugar de la consigna de la dictadura del proletariado, lanzó la de «gobierno obrero» e incluso la de «gobierno obrero y campesino»! A nosotros nos corresponde continuar la batalla y la crítica de clase según los dictados de la teoría marxista y la experiencia histórica del bolchevismo de Lenin y de la Izquierda Comunista de Italia. Una batalla y una crítica que no suavizaremos ante cualquier intento de sembrar la confusión utilizando expedientes con los que otros grupos piensan que pueden expandirse y aumentar su notoriedad y sus adherentes.
Partido Comunista Internacional
Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program
www.pcint.org