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Prises de position - Prese di posizione - Toma de posición - Statements                        


 

 

¡La cólera y la violencia proletarias de los suburbios franceses anuncian las futuras tempestades sociales!

 

 

La muerte de dos jóvenes en los suburbios de París (Clichy) electrocutados luego de haberse refugiado en un transformador – enésimos muertos de los cuales la policía se encuentra directamente implicada – ha desencadenado una explosión de cólera como siempre se produce en estos casos; pero en pocos días la rabia de los jóvenes desocupados, sin salario, sin futuro se ha extendido a todo el país, a todas las ciudades grandes o pequeñas donde existen ciudades-dormitorios, verdaderos ghettos donde se amontonan los proletarios.

Los jóvenes proletarios de los suburbios han reaccionado espontáneamente expresando una violencia acumulada desde decenios y que ya no podían contener.  Luego de haber sufrido cotidianamente la violencia en el plano social, económico, administrativo, policial, político y racial, arrojan hoy una parte de esta violencia que reciben destruyendo todo a su paso. Todos los burgueses bien-pensantes, todos los demócratas, todos los pequeños burgueses pacifistas y adoradores del orden se desencadenan contra los “chusmas”. La policía movilizada a gran escala por el gobierno para someter a los barrios más álgidos a una verdadera ocupación que recuerda la época fascista francesa encarnada por el gobierno de Petain, el gobierno desempolva una vieja ley de “estado de emergencia” 1955 contra los insurgentes argelinos y en momentos en que la represión llega a los extremos, más de 2000 personas son arrestadas, centenas de condenaciones ya han sido pronunciadas luego de juicios expeditivos, y Sarkozy anuncia que los “extranjeros” (es decir los jóvenes que no tienen la nacionalidad francesa) apresados en las razzias serán expulsados; (un diputado de la UMP [Unión por un Movimiento Popular, gaullista, ndr] propone que les sea suprimida la nacionalidad francesa, incluso a aquellos que han sido naturalizados).

Es una cólera ciega, una manifestación de hartazgo, desesperada frente a la miseria y la precariedad que conocen los jóvenes proletarios.  Es una cólera de la cual la sociedad llamada civil tiene miedo porque es incontrolable, porque viene de lo más profundo, de humillaciones acumuladas durante decenios de discriminaciones, de promesas jamás cumplidas, de degradacíón constante de la vida.  Es la cólera de aquellos que son franceses sólo en los papeles, ya que en la realidad no gozan de los mismos derechos que los blancos, porque son de orígenes extranjeros o venido de las antiguas colonias francesas; una discriminación bien real, una verdadera situación de excepción –antes inclusive de la actual legislación de excepción – organizada voluntariamente por el capitalismo francés contra una parte del proletariado la cual, en una situación de crisis económica y social, estalla “de improviso” y empuja a millares de jóvenes a descender a la calle.

Esta rebelión no está dirigida hacia objetivos políticos precisos, no presenta objetivos sociales claros y comunes a todos los proletarios.  Es elemental, se autoalimenta al mismo tiempo que se dirige hacia la destrucción y el incendio, toma por blanco al adversario inmediato: las fuerzas del orden.  Es inevitable que, a corto o largo plazo, preste el flanco y sea presa de todas las recuperaciones, de los grupos políticos demagógicos a las fuerzas religiosas o a la delincuencia organizada.

Las detenciones y la represión no harán sino cavar más hondo la fractura social que existe en toda sociedad capitalista –entre proletarios y burgueses, entre proletarios y pequeños burgueses– cuya profundidad y su irremediable desemboque violento son ocultados en tiempo «normal» por todos los artificios y todos los ideólogos de la paz social.  El puño de hierro de Sarkozy es el puño de hierro de la burguesía, de una clase que espera mantener su dominación sobre toda la sociedad y su sistema de explotación del proletariado. El desencadenamiento de la represión y el recurso al Estado de urgencia aportan la demostración en los hechos de la incapacidad de la burguesía de prevenir por medios pacíficos el estallido de las contradicciones sociales.  ¡La restauración del orden, primero que nada! Gritan las “personas honestas” y todos los burgueses y pequeños burgueses.  ¡Pero los bolsillos siguen vacíos, la vida cotidiana cada vez más difícil y las perspectivas a futuro están completamente cerradas!

La burguesía no puede permitirse perder el control de la situación social.  En cierto sentido, esta revuelta aún presente, y que ya se ha extendido a todo el país, la ha cogido por sorpresa. Y le será preciso hallar culpables, instigadores, redes terroristas, para imputarles la responsabilidad de los motines.  Sin embargo esta explosión de violencia elemental llama a las «personas honestas», a todas las organizaciones responsables a una gran unión pacífica, democrática y ciudadana a fin de aislar y neutralizar los “malos elementos”, la “chusma” y los “malandros”.  Los partidos llamados de izquierda han respondido presente a esta nueva unión sagrada de los defensores del orden establecido, sosteniendo abiertamente el toque de queda (PS) no criticando sino la insuficiencia de las “medidas sociales” (tierra en los ojos) que acompañen la represión.  ¡Todos, como “Lutte Ouvrière”, se lamentan de la disminución de efectivos de la “policía de vecindad” que tal vez hubiese podido impedir la explosión social!

 

¡LA REBELION EN LOS SUBURBIOS ANUNCIA LA REANUDACION DE LA LUCHA PROLETARIA REVOLUCIONARIA!

 

Estos hijos de proletarios, estos hijos de trabajadores emigrados, no pueden contar hoy en día con un movimiento obrero que pueda emplear esa energía en la lucha de la clase a la cual ellos pertenecen, tengan o no conciencia de esto. La lucha de clase revolucionaria no está en camino todavía como para darle una perspectiva real a su combate. Pero las contradicciones internas de una sociedad que acumula riquezas gigantescas en manos de un puñado de explotadores, al mismo tiempo que hunde en la miseria y la precariedad crecientes a las grandes masas, trabajan objetiva e inexorablemente en pro de la reanudación de la lucha clasista.

El proletariado será empujado inevitablemente a lanzarse al enfrentamiento directo, violento y decisivo con la burguesía; no sólo la explotación cotidiana en el trabajo, el insoportable aumento de los ritmos y la intensidad del trabajo, el agotamiento continuo de la energía de los trabajadores antes de arrojarlos a la calle, sino también las intimidaciones y represiones de todo tipo, sin hablar de la gigantesca estafa que significa la “democracia” electoral, se vuelven cada vez más intolerables cuando la situación económica y social se degrada en forma acelerada.  Todo esto contribuye a agudizar permanentemente el antagonismo fundamental entre explotadores y explotados, entre proletariado y burguesía, las dos clases fundamentales de la sociedad.

Los proletarios deberán comprender que las orientaciones reformistas, las perspectivas de unión nacional entre las clases, la aceptación democrática de los intereses capitalistas (camuflados detrás de un pretendido interés general), no pueden más que significar el sacrificio de sus propios intereses, el debilitamiento de su capacidad para defenderse del acrecentamiento de la competencia entre los mismos trabajadores.  Todo paso hacia el interclasismo, hacia la colaboración entre las clases, hacia la defensa del orden y la legalidad burguesas, hacia el respeto de los valores y principios de la República es un golpe suplementario contra todos los proletarios!

La unión hace la fuerza, dice el proverbio. Pero la unión de todos los ciudadanos, la unión del «pueblo», todas las clases incluidas, no sirve más que a la burguesía, en tiempos de paz como en tiempos de guerra.  La fuerza para resistir a la explotación y a la opresión sociales no puede encontrarse sino en la unión de los proletarios para la lucha contra los burgueses, su sistema y su Estado.

La perspectiva con futuro reside en la reorganización clasista de las grandes masas proletarias, la reanudación de la lucha de clase revolucionaria, la reconstitución del partido revolucionario, órgano indispensable para dirigir el combate de todos los oprimidos y acabar con esta sociedad de la desgracia.

 

¡Viva la rebelión contra la miseria, el racismo y la opresión de los jóvenes proletarios de los suburbios parisinos!

¡Viva la perspectiva del proletariado en lucha por sus solos intereses de clase!

¡Viva la reanudación general de la lucha de clase, incluso sobre el terreno de la violencia que la burguesía utiliza en permanencia contra los proletarios!

 

Partido comunista internacional

www.pcint.org

 

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