Tregua en Gaza: el imperialismo no sabe sino de treguas entre las guerras

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¡Solo la guerra de clase contra el capitalismo podrá traer la paz en el mundo!

Después de 8 días de bombardeos aéreos, navales y terrestres sobre la Franja de Gaza, una "tregua" fue concluida entre Israel, Hamas y las otras organizaciones de resistencia palestina bajo los auspicios de Egipto.

Durante estos 8 días la aviación israelí ha efectuado 1350 incursiones, dándole la muerte a 156 personas, entre ellos 33 niños, 13 mujeres, 12 periodistas. Y las manifestaciones de protesta en Cisjordania, que se han sucedido luego de los bombardeos, la represión israelí ha hecho dos muertos y más de 100 heridos, y enviado a la cárcel (1) a 76 palestinos.

Del lado israelí, se cuentan 5 muertos: los famosos misiles lanzados por Hamas u otros grupos no tienen ningún valor militar; solamente un valor "psicológico", puesto que sin guía precisa, estos caen completamente al azar (incluyendo la misma Gaza).

Esta lista macabra demuestra el carácter esencialmente terrorista de la acción israelí que buscaba intimidar, en general, a la población local y, en particular, a la fuerza principal que dirige el territorio, Hamas; se trata, no de destruir su poder, sino de hacer comprender que este no puede ser tolerado por Israel (y sus padrinos imperialistas) sino en la medida en que logre impedir toda acción contra el territorio israelí; en otras palabras, que Hamas se convierta en un carcelero eficaz de esta gigantesca prisión a cielo abierto que constituye la Franja de Gaza – no hay que olvidar que, según un acuerdo con Israel todavía integralmente en vigor, el Egipto de los Hermanos Musulmanes Morsi continúa cerrando herméticamente las puertas de Gaza!

El ataque israelí ha recibido el apoyo, explícito o implícito, de los grandes países imperialistas, comenzando por los Estados Unidos, pero en esto les han seguido los Estados europeos, tomando como pretexto el «derecho de Israel a defenderse»; en cuanto al derecho de los palestinos a defenderse y resistir, ello para los imperialistas no es más que una reivindicación «terrorista»: bajo el capitalismo, los oprimidos, bien trátese de poblaciones que tienen como enemigo principal al colonialismo o la opresión colonial, o de proletarios explotados, no tienen sino un «derecho»: ¡respetar el orden y aceptar su suerte!

Desde su creación, Israel no ha cambiado de rol: ser el gendarme del imperialismo en la región; esta es la razón por la que las grandes potencias no vacilan en aceptarle todos sus caprichos colonialistas y todas las violaciones de los acuerdos diplomáticos: ¡no se le puede pedir a un secuaz de respetar el manual de buenas costumbres!

Hoy, en una situación en que la desaparición de los viejos regímenes adheridos al imperialismo, sumada a la persistencia de desórdenes en otros, que a ojos del orden imperialista son factores de incertidumbres, este rol de Israel se ha vuelto más que necesario. Los demócratas que, dirigiéndose a las Naciones Unidas o a los grandes Estados para hacer respetar el derecho internacional, se imaginan que van hacer obstáculo a las exacciones del Estado de Israel, se equivocan profundamente: bajo el capitalismo, la fuerza prima sobre el derecho, como hasta hoy y desde el primer día lo demuestra la misma historia de Israel. Como Estado colonial, Israel ha extendido su territorio en detrimento de los palestinos al filo de guerras ganadas con su fuerza militar y el apoyo de las grandes potencias. Los «acuerdos» o «proceso» de paz firmados desde hace décadas no han detenido el proceso de colonización; estos acuerdos no han significado sino la capitulación, bajo la presión imperialista, de las diferentes organizaciones palestinas. Después de una «moratoria», la colonización se ha reanudado en 2011, en violación de las resoluciones de la ONU que exigían su interrupción y a comienzos de noviembre, el gobierno israelí decidía una vez más acelerarla, lanzando una oferta pública para la construcción de mil habitaciones en las colonias judías ubicada en la parte árabe de Jerusalem, así como en Cisjordania (2).

Actualmente en Cisjordania se encuentran 340 mil colonos israelitas, más cerca de 200 mil en el Jerusalem anexado; ello no representa más que una pequeña fracción de la población árabe, sin embargo estos colonos están agrupados en una forma que permite cuadricular el territorio con colonias conectadas por «rutas estratégicas» haciendo casi imposible una eventual independencia de Cisjordania.

La represión permanente con el fin de plegar a los palestinos al orden colonial tiene por efecto abarrotar las cárceles israelitas de detenidos condenados a pudrirse en vida, la «retención administrativa» que permite mantener en prisión a todo sospechoso, hasta por seis meses, renovables indefinidamente.

En primavera una larga huelga de hambre de 1600 prisioneros palestinos contra el régimen de excepción al cual son sometidos coronó la victoria: levantamiento de sanciones, fin del aislamiento carcelario, autorización de las visitas para los originarios de Gaza (suspendidos desde 2006), promesa de liberación después del cumplimiento de la pena, a condición de alejarse de los grupos terroristas en prisión.

Pero esta marcha atrás dada por las autoridades israelíes delante de la amenaza de explosión dentro de las prisiones no significa tratar a los prisioneros palestinos como ciudadanos ordinarios.

Si hacen falta pruebas, bastan las que dan un informe de la parte de juristas ingleses publicado a finales de junio por el Ministerio de Relaciones Exteriores británico sobre «los niños palestinos en detención militar». El informe habla de torturas infligidas a los niños prisioneros cuya cifra en mayo pasaba de 200; cada año, de 500 a 700 niños son llevados a prisión por el ejército israelí en Cisjordania; y pueden ser mantenidos arbitrariamente en detención sin inculpación durante más de 6 meses, etc. (3). Otro informe, que versa sobre los prisioneros adultos, publicado el 25 de junio, indicaba que 100% de ellos sufrían «malos tratos», o torturas diversas (4).

Todo esto no es sino uno de los aspectos de la opresión cotidiana que sufren los palestinos; opresión que no conmueve a ningún dirigente de nuestras democracias imperialistas, tan prestos a dar lecciones de derechos humanos, siempre y cuando corresponda a sus intereses. La Unión Europea, el más grande importador de mercancías que vienen de Israel, multiplica los acuerdos de asociación económica con el país bíblico (5). Cuando están en juego jugosas perspectivas comerciales, ¿qué importancia puede tener la opresión de la población palestina?

Hamas ha saludado el acuerdo de tregua con Israel calificándola de «victoria». Y lo es, para este partido, que en efecto, por primera vez, ha sido reconocido en el plano internacional como el responsable legítimo del orden en Gaza.

Pero no es un derrota para Israel, que para hacerse bien comprender no se quedó con las manos atadas, efectuando redadas en Cisjordania el 22 y 23 de noviembre, arrestando a más de 80 personas, entre ellos 7 diputados de Hamas.

Ante todo, no ha sido una victoria para las masas oprimidas de la Franja de Gaza.

Por una parte no se trata más que de una «tregua» y el Estado de Israel, una vez más, ha demostrado que, con tal de arribar a sus fines, podía masacrar y destruir impunemente, cuando este lo decida, esto es, la cortina de humo de los acuerdos de paz se ha disipado desde hace tiempo bajo las bombas de Israel. Por otra parte, el partido islamista Hamas, aureolado con su «resistencia» y por el número de «mártires», redoblará sus esfuerzos por impedir no solamente todo ataque contra Israel, sino también los de hacer reinar un orden burgués particularmente reaccionario. Masacrados por el enemigo israelí, los oprimidos palestinos serán de ahora en adelante reprimidos por sus «hermanos» que han firmado la tregua, mientras que son explotados por los capitalistas locales que eventualmente, se desarrollarían con las inversiones de capitales que Qatar ha prometido: el infierno en que se encuentran las masas palestinas es un infierno capitalista en el cual los proletarios siempre son los sacrificados.

Mientras el orden imperialista continúe invencible; mientras perdure el capitalismo, la opresión y explotación de los proletarios no tendrán fin. La situación de las masas oprimidas palestinas no cambiará por el solo hecho de que algún día el imperialismo reconozca el establecimiento de un Estado palestino tal como aspira la «Autoridad Palestina», miserable sirviente vendido al imperialismo y despreciado por este; aun si Israel y el imperialismo lo aceptaran, este estaría destinado a ser una cárcel capitalista particularmente feroz y en perpetua amenaza por el Estado sionista. Allí no puede haber «paz justa y durable entre palestinos e israelíes» como lo piden los demócratas que «olvidan» la existencia de los Estados, que existirán hasta tanto subsista la opresión sobre la cual han sido fundados, y que tienen la función de defenderla.

Solo una conmoción revolucionaria en toda la región, derribando todos los Estados burgueses y uniendo a los proletarios de toda nacionalidad y religión para hacer desaparecer esta opresión, podrá poner fin al interminable calvario de las masas palestinas, así como de todos los oprimidos de Medio Oriente.

Por muy alejada que pueda parecer esta perspectiva inscrita en el cuadro de la revolución comunista internacional, es infinitamente más realista que la practicada sin éxito, desde hace décadas, por medio de negociaciones y llamados de buena voluntad del Estado israelí y los Estados imperialistas y que no llevado sino a una degradación continua de la situación de las masas, aunque esto permita a una capa de burgueses palestinos de vivir de la explotación de los proletarios de Gaza.

Los proletarios de los países imperialistas cargan con la parte más grande de responsabilidad en esta bestial situación en que se encuentran los palestinos. Los primeros tienen la capacidad de lanzarse a la lucha contra el capitalismo; lucha de la que depende la suerte de los segundos, las masas aplastadas por «su» capitalismo y sus aliados. Al Estado israelí se le haría muy ingrata la tarea de continuar con sus crímenes y resistir a las luchas que estos crímenes suscitan, sin el apoyo de los grandes Estado imperialistas,

No existe mejor y más eficaz solidaridad con los proletarios y masas palestinas oprimidas que el retorno a la lucha de clase en las metrópolis imperialistas.

¡ Por la reanudación de la lucha de clase en las metrópolis imperialistas!

¡Viva la lucha de clase revolucionaria contra el capitalismo y el imperialismo mundial!

(1) Lista establecida por el Centro palestino de los Derechos del Hombre, que enumera también la lista de los establecimientos destruidos como hospitales, escuelas, etc. Cf http:// www.pchrgaza.org / portal / en/index.php?option= com_content&view= article&id= 9046:weekly-report-on-israeli-human-rights-violations-in-the-occupied-palestinian-territory-14-21-nov

(2) http:// www.lefigaro.fr / flash-actu / 2012 / 11 / 07 / 97001-20121107FILWWW00549-paris-condamne-la-colonisation-israelienne.php

(5) El parlamento europeo votaba a finales de octubre un acuerdo de libre comercio de productos farmacéuticos con Israel en el cuadro del acuerdo de asociación con este país. Sin embargo, la industria farmacéutica israelí se encuentran particularmente involucradas en la ocupación de los territorios palestinos. Cf http: // www.huffingtonpost.co.uk / rafeef-ziadah / european-parliament-isra el_b_ 1893829.html?fb_ action_ ids=10151034915161927&fb_ action_ types=og.likes&fb_ source=other_ multiline&ac