Las instituciones burguesas criminalizan la lucha de los trabajadores y de los napolitanos desempleados

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¡Las instituciones burguesas criminalizan la lucha de los trabajadores y de los napolitanos desempleados, los trabajadores y los desempleados deben formar la organización unitaria de la clase en defensa de sus reivindicaciones y sus luchas!

Las medidas cautelares notificadas el 13 de febrero 2014 por la Digos [policía política] de Nápoles en el proceso a 25 desempleados del llamado BROS (Presupuesto de Recursos de Orientación social) representan un salto cualitativo en la estrategia institucional dirigida a la criminalización de las luchas de los desempleados y los proletarios en general.

El delito imputado es de "asociación ilícita destinada a cometer delitos contra la seguridad pública, el orden público y la administración pública."

Pero, esta vez, entre los sospechosos están dos concejales, respectivamente de izquierda y centro, acusados de participar en dicha organización criminal. Es evidente que, para tal teorema represivo, que intenta equiparar las luchas de los desempleados a acciones realmente criminales , no podía faltar la “complicidad” oculta de las instituciones locales .

EL proyecto BROS, que nació hace unos años, era una de las primeras respuestas institucionales a la presión en las calles de la última generación de desempleados organizados en diversas siglas. El proyecto realmente garantizaba, pero sólo por un par de años, un pequeño salario (unos 500 euros al mes además de los vales de comida) para una porción de los desempleados organizados como premisa de un trabajo "real". Pero, sobre todo, el oportunismo político y el gobierno local han logrado el fin de la división y del contraste entre los proletarios sin trabajo.

Si en los años 70 y 80 del siglo pasado, el poderoso movimiento de los desempleados , aunque dividido en varios acrónimos, pero favorecido por una situación diferente, tenía la adquisición de un puesto de trabajo como objetivo - especialmente en los servicios - hoy esto sería extremadamente oneroso para las arcas del Estado y los organismos públicos en los que la mano de obra es cada vez más sobrante, y donde la política de reducción de costes y de personal, ha entrado en una nueva etapa de acuerdo con la contradicción entre capital y trabajo.

El agotamiento de los recursos financieros para las BROS llevó a la desesperación a aquellos desempleados, que se habían ilusionado con haber “ganado un puesto de trabajo” –sobre todo en los servicios-, haciéndoles volver de regreso a las calles de una manera más decidida, pero cada vez más aislada y separada del resto de los desempleados , viviendo solo de ilusiones . Las luchas iniciales con otros miembros en las nuevas listas eran más de forma que de contenido. La diferenciación hecha por la región y el municipio, sobre todo con las estafas, ha alimentado la contraposición entre proletarios hasta el aislamiento recíproco. La burocracia, junto con la represión, ha conducido al reflujo de las luchas de los parados hasta su rarefacción. El proyecto BROS, con los dos años de salario, ha alimentado la ilusión de la solución para unos pocos, lo que lleva a la fragmentación de estos desempleados y al movimiento, en su conjunto, la deriva definitiva. La situación se había vuelto gangrenosa y la desesperación se ha acrecentado.

Este ha sido el momento elegido por las instituciones para dar un golpe al movimiento con la medida en cuestión. En la televisión y en las páginas de todos los periódicos locales han difundido la noticia del " caso BROS”, varios episodios desconcertantes y que describen la lucha como una "maldad" en connivencia con los consejeros regionales acusados .

Los proletarios que se organizan y luchan se equiparan cada vez más con la delincuencia común, incluso con riesgo de ir a la cárcel. Esto proporcionará un elemento disuasorio a la organización y para luchar en una ciudad-polvorín, como Nápoles, donde las protestas por la pérdida de trabajo son cotidianas. Pero va a ser cada vez más difícil para el Estado salvar la cara " democrática".

Una manifestación contra la represión es sin duda necesaria. Pero, sobre todo, será obligatorio un cambio de estrategia política en la que la unidad, verdadera y no de fachada, de todos los desempleados que sostengan una plataforma programática de la lucha con reivindicación que no tengan en cuenta las compatibilidades económicas, sea la base para la reanudación de la lucha con métodos y medios de la clase.

"Trabaje o no trabaje, tenemos que vivir", gritaron una vez. Es a partir de ahí que tenemos que empezar.