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Francia:

Manifestaciones contra el “pasaporte sanitario”

¡La lucha contra el autoritarismo burgués sólo puede librarse sobre posiciones de clase proletaria!

 

 

El sábado 24 de julio, decenas de miles de personas (más de 160.000, según fuentes policiales), mucho más que los “anti-vax” que en principio rechazan cualquier vacunación, volvieron a manifestarse en decenas y decenas de ciudades grandes o pequeñas, contra el “pasaporte sanitario” y otras medidas gubernamentales anunciadas, tales como amenazas de despido del personal que rehuse vacunarse, multas o incluso penas de prisión si no muestran el pasaporte sanitario, etc. Las enfermeras que tuvieron que cuidar a los pacientes el año pasado sin poder protegerse adecuadamente, ahora corren el peligro de ser despedidas si no lo son suficientes...

Estas medidas autoritarias (que, por cierto, contradicen las afirmaciones hechas unas semanas atrás...) (1) forman parte de una lógica represiva implementada por sucesivos gobiernos bajo diversos pretextos, mucho antes del inicio de la pandemia. Se trata de una tendencia fundamental que responde al inexorable agravamiento de las tensiones sociales a medida que las dificultades del capitalismo lo obligan a incrementar la explotación de los proletarios y al mismo tiempo reducir aún más el gasto social, que la burguesía ha denunciado obviamente como “fardos” intolerables ( Macron, 6/12/18: la asistencia social cuesta “un montón de plata delirante”). Esta tendencia se ha manifestado con una fuerza y eficiencia sin precedentes cuando en muchos países, desde América Latina hasta Asia, pasando por África o Medio Oriente, los gobiernos ordenaron confinamientos para evitar las luchas proletarias con el fin de superar las dificultades y así mantener la paz social.

Asimismo, la imposición de sucesivos confinamientos, un estado de emergencia permanente y la toma de medidas autoritarias por parte del gobierno francés, reside en los pasados enfrentamientos contra el movimiento de los “chalecos amarillos” y las luchas obreras contra el ataque a las pensiones. Esto también explica la reciente aprobación de leyes represivas llamadas de “seguridad global” y contra el “separatismo” (un supuesto complot de la población arabo-francesa). El gobierno no tiene la intención de detener sus ataques antisociales, incluso si la reducción de las prestaciones por desempleo se ha pospuesto para principios de octubre y el ataque a las pensiones aplazado para más tarde (Martínez, secretario general de la CGT, el jefe de los bomberos sociales, había advertido que hacer lo contrario sería “agregar combustible al fuego”!) (2); La disminución de las ayudas a la vivienda efectiva desde principios de año debería aportar al Estado más de mil millones de euros en 2021, mientras que las subvenciones y ayudas a los empresarios se han multiplicado.

En esta situación sumada a la amenaza de una ola de despidos y planes sociales (175.000 puestos de trabajo estarían amenazados según la OFCE, Capital, 15/7/21) y donde la tan cacareada recuperación económica está resultando cada vez más problemática, es vano esperar que se reduzcan los ataques de la clase capitalista y su gobierno.

Las manifestaciones contra el pasaporte sanitario se llevaron a cabo bajo los gritos de ¡libertad!, ¡democracia! en nombre del individualismo y detrás de la bandera nacional – signo de su carácter político predominantemente pequeñoburgués; esta es la razón por la que encontramos allí, como en otros grandes países donde se han producido este tipo de manifestaciones (Estados Unidos, Alemania, etc.), la presencia de corrientes de extrema derecha.

La creencia en una democracia ideal y las ilusiones de una lucha interclasista “popular”, que podría hacer retroceder al gobierno, son típicas de cualquier movimiento pequeñoburgués, incapaz de comprender que la más democrática de las democracias nunca será otra cosa que la máscara de la dictadura de la clase dominante burguesa.

Sin embargo, estas manifestaciones también arrastran, como siempre en tal caso, a elementos proletarios que buscan demostrar su hostilidad al poder. Pero en ausencia de una fuerza de clase, sus propios intereses se ahogan en la melaza de un falso unanimismo “popular” dominado por todas las ilusiones pequeñoburguesas.


Las corrientes de izquierda y de “extrema” izquierda que llaman a participar en estas manifestaciones no lo hacen para defender una orientación de clase que rompa con esta unanimidad, todo lo contrario. Es así como un texto “unitario” firmado por el partido de izquierda “la France Insoumise”, el sindicato “Solidaires”, los trotskistas del NPA, el sindicato de estudiantes UNEF, etc., basa su oposición al pasaporte sanitario en la forma “no democrática” en la que se tomó la decisión. De presentarlo, “solo por una persona” (!), método “que genera fuertes tensiones, lo que es venenoso en medio de una crisis epidémica” (!!), y termina con un llamado a la contribución de “las multinacionales y los hombres más ricos”, a la “solidaridad nacional”!!! (3). ¡Como si Macron decidiera según su criterio! ¡Como si no fuera el capitalismo mismo el que genera tensiones constantemente, y como si la solidaridad nacional no fuera una estafa propagada por la clase dominante!

En realidad, Macron y su gobierno no son más que los representantes autorizados por la burguesía, que gobiernan de acuerdo a los intereses a veces contradictorios de esta última. Pero las fuertes tensiones que temen nuestros demócratas indican, por el contrario, el camino de salvación de los proletarios frente a la presión y la opresión burguesas: el camino de los enfrentamientos abiertos contra los capitalistas y su Estado, el camino de la reanudación generalizada de la lucha de clase contra el capitalismo.

El capitalismo y los Estados burgueses son en última instancia los responsables de la catástrofe sanitaria mundial de la pandemia a través de su negligencia criminal en todos los niveles de las necesidades de salud pública. Desde el principio han respondido a esta pandemia aumentando extremadamente el control social, prohibiendo, reprimiendo, con todas sus fuerzas; en una palabra, haciendo recaer las consecuencias de un modo de producción basado en la búsqueda de ganancias “cueste lo que cueste”, en la población en general, pero más precisamente en los proletarios, obligados a trabajar sin protección o hundidos en la pobreza, la miseria. Las últimas medidas anunciadas ilustran esto una vez más, amenazando a los trabajadores con despidos y aún pesando en su vida diaria (¡mientras que los diputados se permiten pasar al hemiciclo sin el pasaporte sanitario!); incluso si la vacunación es eficaz, no puede por sí sola vencer la epidemia ante la evidente ausencia de  servicios hospitalarios y otros medios: la promulgación de manera urgente de estas medidas está en realidad dictado, no por las necesidades de salud de la población, sino por las necesidades de la economía capitalista.

Contra la presión inexorablemente creciente del capitalismo, de la que el salvoconducto sanitario es solo un ejemplo, incluso los numerosos desfiles serán siempre insuficientes: solo una fuerza suficientemente poderosa podrá hacer retroceder antes de que pueda derrocarlo. Esta fuerza es la del proletariado que vuelve a descubrir sus armas y sus orientaciones de clase y reconstituir su partido revolucionario, internacionalista e internacional, para liderar su lucha hasta la victoria final.

En un futuro más o menos próximo, el proletariado volverá a ser llamado a luchar para defenderse; los burgueses se preparan para ello, los proletarios deben prepararse también para ello, prepararse para luchar en su propio terreno, el de la confrontación de clase contra de clase.

 

¡Contra todos los ataques antiproletarios, hay que volver a la lucha de clase contra el capitalismo y el Estado burgués!

 


 

(1) “El pasaporte sanitario” nunca será un derecho de acceso que diferencie a los franceses. No podría ser obligatorio para acceder a los lugares de la vida cotidiana como restaurantes, teatros y cines (…)” entrevista a Macron en Le Parisien, 29/4/21

(2) Declaración en el canal de televisión LCI, 7/5/21. /

(3) Diario Liberation, 22/7/21. Si entre los firmantes se encuentran dirigentes de unos sindicatos CGT, este último como tal no forma parte del mismo, sin duda para no comprometer su condición de interlocutor social responsable.

 

 

Partido Comunista Internacional (El Proletario)

26 de julio de 2021

www.pcint.org

 

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