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“Dirty” Duterte

El nuevo rostro sangriento de la democracia burguesa en Filipinas

 

 

Las islas Filipinas, país esencialmente agrícola en el pasado, en los últimos años ha vivido un fuerte desarrollo industrial. En 1980, más de un 37% de sus exportaciones era de productos agrícolas; en 2015 estos no representan más que un 7%, mientras que ahora los productos industriales constituyen más de un 70% de las exportaciones (los productos electrónicos representan ya un 44% de las exportaciones del país).

Clasificado en la categoría de «nuevos países industrializados», Filipinas forma parte de aquellos que los economistas burgueses nombran los «Tigres» que, en el mismo movimiento de los «Dragones» (Corea del Sur, Singapur, Hong-Kong y Taiwán) se han integrado al mercado capitalista mundial, gracias a las deslocalizaciones atraídas por una mano de obra barata. En 2015, el país conoció la más fuerte taza de crecimiento después de China.

Filipinas se ha especializado en la construcción naval, equipos automotores, electrónica, informática, química y centros de llamadas telefónicas. El sector minero que abarca cobre, oro, plata y niquel se encuentra igualmente en expansión. El país se beneficia también de los envíos de remesas de su enorme emigración.

En el curso de los últimos 30 años, la clase obrera se ha desarrollado ampliamente; el número de activos en la industria «manufacturera» se ha más que duplicado hasta alcanzar un 15%.

 

DESARROLLO CAPITALISTA Y MISERIA PROLETARIA

 

Este desarrollo, aplaudido por las instituciones internacionales, esconde mal (muy mal) los atrasos económicos y la miseria. Alrededor de un 30% de la mano de obra es empleada todavía en la agricultura, sin embargo, el país no es autosuficiente; y debe importar arroz (primer importador mundial del cereal) para alimentar una población que asciende como una flecha (75 millones de habitantes en 2000, 100 millones actualmente).

 

 EL PAÍS SE ENCUENTRA FUERTEMENTE ENDEUDADO  Y LA CORRUPCIÓN ES ENDÉMICA

 

La mayoría de la población vive todavía en condiciones miserables. Según las estadísticas oficiales, una cuarta parte de los habitantes viven todavía con menos de un dólar al día y, según la Fundación IBON, cerca de tres cuartas partes viven con menos de dos dólares. Según el gobierno, el desempleo es de alrededor de un 7%; pero, si tomamos en cuenta los empleos a tiempo parcial, en los hechos es superior a un 25%. Por último, una amplia mayoría de la población urbana está concentrada en barrios marginales. Algunos estiman que seis de doce millones de habitantes de la capital, Manila, viven en ellos. Sus vidas transitan en medio de montañas de desechos que contaminan el aire, el agua y los suelos, siendo víctimas de las políticas de expulsión llevadas a cabo por los poderes públicos (como en Quezon City, en 2014).

Como muchos países capitalistas, Filipinas ha sufrido la implementación de medidas «neoliberales» de privatización y falta de regulación. Entre las medidas puestas en marcha dentro de este cuadro, está la «contractualización», llamada popularmente sistema “Endo” (End of Contract), la cual impide a los trabajadores acceder a las garantías salariales legales recortándolas con contratos (incluso repetidos) de menos de cinco meses. En las «zonas francas» que se han multiplicado, prácticamente los trabajadores están privados de todos sus derechos y sometidos a un severo despotismo de empresa; por otra parte, las organizaciones internacionales denuncian regularmente el recurso al trabajo forzado en las pequeñas empresas y en la agricultura (especialmente en las plantaciones de caña de azúcar).

Filipinas es también uno de los principales países de emigración en el mundo: cada día se registran en promedio 6000 salidas. Once millones de filipinos viven en el exterior, entre ellos, tres millones en Estados Unidos y dos en Arabia Saudí. A estos se agregan 300 mil marinos filipinos que surcan los océanos en buques mercantes.

La integración de Filipinas a la economía mundial capitalista ha sido facilitada por los estrechos vínculos que el país mantienen con su antigua potencia colonizadora, los Estados Unidos.

Filipinas, otrora colonia española, fue conquistada por el imperialismo norteamericano después de una sangrienta guerra entre 1899 y 1902. El ejército americano devastó al país, llevando a cabo verdaderas “campañas de exterminación” e internando a los civiles en campos de concentración, todo acompañado con un discurso racista que celebraba la superioridad de los americanos, descendientes de “ancestros arios”. Este genocidio colonial es responsable del asesinato de entre 250 y 750 mil civiles (1).

El país se convierte así en una colonia americana, hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, antes de devenir formalmente independiente, para luego ser gobernado por una sucesión de dirigentes pro-americanos – el más célebre y temido ha sido el dictador Ferdinand Marcos que, entre 1965 y 1986, gobernó al país con mano de hierro.

 

DUTERTE PRESIDENTE: LA VICTORIA DE “LA LEY Y EL ORDEN”.

 

A comienzos de mayo, Rodrigo Duterte fue elegido presidente con cerca de 40% de sufragios en la segunda vuelta. Con seis millones de votos de ventaja en un escrutinio cuya participación fue importante, Duterte logra  una clara victoria.

Duterte llevó a cabo una campaña electoral demagógica y securitaria, apoyado por sus resultados como alcalde de Davao. A esta ciudad, Duterte llevó “el orden”, valiéndose de la formación de verdaderos escuadrones de la muerte, la milicia Alsa Masa formada por antiguos militares y mafiosos, y el Davao Death Squad. Estos grupos han sido acusados de haber asesinado durante los años ´90, en nombre de la lucha contra la droga, a más de mil personas, comprendiendo a niños abandonados que vivían en la calle.

A comienzos de septiembre, esta política de terror había sido ampliamente implementada en todo el país y cerca de 2.500 personas fueron ejecutadas en los ataques combinados de asesinos de la policía y asesinos de los escuadrones de la muerte.

A pesar de que a veces dice ser de izquierda, Duterte declaraba durante su campaña que su modelo político era el del dictador Marcos (depuesto luego de la pretendida “revolución popular” de 1986 realizando una “democratización” que rompió la hegemonía de su clan en el poder, pero en beneficio de otras fuerzas burguesas); misógino hasta los tuétanos, hace apología de las violaciones sexuales, “bromeando” decía que él hubiese participado voluntariamente en la violación colectiva de una abuela australiana, o afirmando que tenía 2 esposas y 2 amantes...

No es por azar que este reaccionario demagogo ha sido apodado por los medias “Dirty Duterte”, en honor al «inspector Harry», policía de métodos expeditivos caracterizado como el personaje de cine protagonizado por el actor Clint Eastwood, o “The punisher”, en referencia al super héroe Marvel, adicto a la ultra-violencia contra los criminales.

En el plan económico y social, Duterte ha hecho promesas hacia los más desheredados y hacia los trabajadores, denunciando en particular el sistema de “contractualización” como “anti-popular” (al mismo tiempo que se negaba a comprometerse por escrito). En plena campaña electoral había recibido el apoyo de las Confederaciones sindicales TUCP (Trade Union Congress of Philippines, la mayor Confederación) KMU (Kilusang Mayo Uno, Sindicato Primero de Mayo, visto como más radical, ligado al PCP maoísta), etc. mientras que otros no tomaban partido. En su gobierno nombra a Mindanao Joel Maglunsod, vicepresidente del KMU, subsecretario de Estado para el Trabajo y el Empleo.

Sin embargo, pese a esta imagen “social” de defensor de los pobres y al apoyo que le aportan los burócratas sindicales, el nuevo presidente no puede enmascarar su apoyo a las políticas neoliberales implementadas desde hace décadas. Este proponía desarrollar  la “cooperación público-privado” para financiar los gastos de infraestructura, aumentar la “competitividad” de la economía, con el fin de atraer inversiones extranjeras, suprimir las medidas proteccionistas.

Por otra parte, su verdadero sentimiento con respecto a los proletarios se ha puesto a la luz cuando, en un mitin en febrero, advirtió al KMU de no tratar de organizar a los trabajadores en las zonas francas: “Ideológicamente estamos del mismo lado (...). Pero si Uds. lo hacen [organizar a los trabajadores], les mataré a todos” (2).

Los burócratas del KMU asintieron, pero en algunas partes del país la amenaza ya se había puesto en práctica. El 17 de septiembre, Orlando Abangan, militante sindical del Partido Manggagawa (PM), fue asesinado (3), como parte de una vieja tradición del empresariado y el Estado filipinos de represión de los proletarios. Las más brutales prácticas anti-sindicales son moneda corriente; hasta hoy las promesas hechas por Duterte a los trabajadores no han sido realizadas y después de que una delegación sindical fue a recordarle a Maglunsod la promesa de poner fin al sistema Endo, el subsecretario se limitó a responder que él transmitiría el pedido al ministro...

Rodrigo Roa Duterte es, pues, un político totalmente burgués, aun si en algunas oportunidades se presenta como “socialista”. Pero esto no le impide  recibir el apoyo más o menos abierto de múltiples partidos que se reclaman del comunismo.

 

EL PC MAOISTA OFRECE SUS SERVICIOS A DUTERTE... Y DUTERTE LOS ACEPTA.

 

El rostro pseudo-radical de Duterte ha dado un pretexto a los maoístas del Partido Comunista de Filipinas (PCP) para arrodillarse delante de él, en nombre de la “revolución democrática”. El PCP se ha hecho defensor de una “alianza” con Duterte, ya que su elección “abre perspectivas para cambios significativos” (4). Esta alianza se justifica en nombre del nacionalismo: Duterte, “que no está completamente vendido al imperialismo americano” sería en efecto “la única oportunidad para poner fin a 70 años de gobiernos sometidos a los Estados Unidos”. Los maoístas tienen un programa totalmente burgués y reaccionario: “unidad nacional, paz y desarrollo”, es decir, unidad detrás de la burguesía, paz social y desarrollo de la economía capitalista nacional (5). Su jefe de partido en el exilio declaraba, durante la campaña, esperar que Duterte “esté efectivamente al servicio del pueblo filipino en su lucha por la liberación nacional, la democracia, la justicia social y el desarrollo”; confesando estar listo para apoyar “todas las políticas y actos patrióticos y progresistas de la presidencia Duterte” (6).

El PCP será rápidamente recompensado por este apoyo. Duterte propone un alto al fuego al Nuevo Ejército Popular (NPA) conformado por varios miles de combatientes  que llevan a cabo la “guerra popular” desde 1969. El nuevo presidente nombra igualmente a tres representantes del “Frente nacional Democrático” que reagrupa las organizaciones “de masa” del PCP (7). Los maoístas obtienen los ministerios de la Reforma agraria y del Trabajo y el Empleo, para los líderes de su sindicato campesino EMP y del KMU.

Cierto es que el PCP se alejó, después de comenzado el terror sanguinario desatado por la policía bajo los auspicios el nuevo presidente (8). El PCP le reprocha igualmente de ser un “régimen reaccionario” que traiciona sus promesas, y de capitular frente al “big busines, los Estados Unidos, el ejército y los capitalistas burócratas”, al mismo tiempo que defiende una “alianza táctica” con él (9). 

Queda en efecto un partidario (a penas crítico) del demagogo reaccionario: el PCP saluda su “política exterior pacifica e independiente” cuando Duterte denuncia la presencia militar americana en suelo filipino (10). Este llama a Duterte a hacer de Filipinas un “país independiente y no-alineado” (11), a punto de concluir acuerdos comerciales con Venezuela, Irán, Cuba, Rusia, Corea del Norte y China (12).

Aun cuando puede parecer radical, por su utilización de la violencia y sus referencias seudo-marxistas, el PCP es una fuerza burguesa que defiende un desarrollo capitalista independiente, en el cuadro de una unión de “fuerzas patrióticas”, es decir, de una alianza interclasista que encadene a los proletarios a los intereses de la burguesía.

 

 LA “EXTREMA” IZQUIERDA OFRECE SU APOYO CRÍTICO.

 

Al lado del PCP, existen múltiples partidos pseudo-revolucionarios.

De un lado está el antiguo partido pro-soviético – el PKP-1930 (Partido Komunista ng Pilipanas-1930, Partido Comunista de Filipinas-desde 1930). El PKP criticó agriamente al candidato Duterte,  considerado como un candidato tan reaccionario como los otros (13). Pero no había pasado un mes cuando el partido corrió a felicitar el presidente Duterte! El PKP – como sus hermanos enemigos del PCP – ofrece también sus servicios: “sostendremos todos los esfuerzos de su administración para que Ud. pueda satisfacer sus promesas electorales” de luchar contra el crimen. La acción sanguinaria de los escuadrones de la muerte ha debido satisfacer a estos falsos comunistas. Todo esto viene justificado, una vez más, por un programa totalmente burgués: “construir un país prospero dentro de la paz, la soberanía nacional, la democracia y la justicia social” (14). Este brusco viraje fue justificado porque “su victoria electoral refleja la esperanza de numerosos electores”...

Igualmente,  existen  fuerzas que a comienzos del año,  han surgido luego de las escisiones del PCP, a comienzos de los años 1990. Estas escisiones han surgido por la cuestión de la naturaleza de la revolución en Filipinas. Para los “rechacistas”, en particular representados por Filemon Lagman, que se han separado, los filipinos no son un país “semi-colonial y semi-feudal” sino un país capitalista en el cual una revolución obrera debe tomar el poder. Pese a este cambio táctico, estas fuerzas – el partido Lakas ng Masas (PLM, Party of the Laboring Masses) y el Partido Manggagwa (PM, Labor Party) – están tan alejados de las posiciones proletarias clasistas como el PCP.

El PLM estima que la “situación política [es] extremadamente interesante y estimulante” y responde en forma positiva a las proposiciones de los maoístas por “un gobierno de unidad nacional,  paz y desarrollo”, al defender una “lucha por un programa nacional contra la dominación de la élite neoliberal” (15).

El PM no le da un apoyo político abierto al gobierno o al PCP, pero pide a Duterte “desatar una guerra contra la contractualización, tan vigorosa como la guerra contra la droga” (16). Reivindica también que militantes sindicales jueguen oficialmente el rol de inspectores del trabajo (17). ¡Más fácil hubiese sido estar a favor del gobierno!

Por  su lado, la IV° Internacional trotskista ha logrado construir una sección en Filipinas, a partir de una de las escisiones del PCP: el Partido Revolucionario de los Trabajadores de Mindanao (RPL-M). Este partido respondió positivamente a las proposiciones de los dirigentes del PCP, calificándolo de “camaradas de lucha por la liberación de los oprimidos”. El RPM estima que tiene “una diferencia de método” con los maoístas, pero con objetivos —¡burgueses! — comunes: “reformas democráticas avanzadas, sin perder de vista la eliminación de la opresión de masas” (18). Este es el viejo programa de la socialdemocracia: ¡reformas para hoy, y socialismo dentro de un tiempo indeterminado!

Todas estas corrientes pseudo-revolucionarias, en realidad completamente reformistas, no son sino las moscas metiches del PCP, quien a su vez se arrodilla delante de la burguesía filipina y de su jefe actual Duterte; son ellos como este último los obstáculos para la lucha proletaria.

Pero en Filipinas existe un grupo que se reclama de la Izquierda Comunista, “Internatyonalismo”. ¿Constituye este grupo una alternativa de clase a esta “extrema-izquierda” proburguesa?

 

INTERNATYONALISMO: EN RUTA HACIA NINGUNA PARTE.

 

En efecto, desde 2009, la CCI dispone de una sección en Filipinas. Bajo el título “El régimen Duterte en Filipinas, atracción por el “hombre fuerte”, debilidad de la clase obrera” (19), el sitio Internet de la CCI publicó en inglés un artículo de su sección filipina sobre las elecciones presidenciales, que retoma igualmente las tomas de posición anteriores. Lejos de plantear una perspectiva clasista, la CCI no tiene nada que ofrecer a sus lectores más que lloriqueos sobre “la impotencia”, [la] desesperación, [la] falta de perspectiva y [la] pérdida de confianza en la unidad de la clase obrera y en las luchas de las masas laboriosas”: “Un efecto negativo del capitalismo decadente en su fase de descomposición es el aumento de la desesperación y la ausencia de perspectivas especialmente en las masas pobres. Un indicador es la “lumpen-proletarización” de amplios sectores de la clase trabajadora, generando un aumento de suicidios, y de la criminalidad , además del desarrollo de una cultura podrida en los jóvenes. Todos estos elementos son manifestaciones de descontento creciente de las masas con respecto al sistema actual, pero que no saben qué hacer para remediar esta situación. Estas son las razones que explican la tendencia de “cada quien por su cuenta” influencia fuertemente una fracción significativa de la clase obrera”.

 Obviamente, Internatyonalismo condena el régimen Duterte como “un rabioso defensor del capitalismo”; pero frente a este poder burgués, ¿cuál es su perspectiva?

Analizar y [...] comprender en tanto comunistas por qué una fricción importante de la población está dispuesta a aceptar a Duterte como dictador y ‘padrino’” en un primer tiempo. Luego, “perseverar en la clarificación teórica, el reforzamiento organizacional y las intervenciones militantes para preparar las luchas futuras a un nivel internacional”. Wait and see...

A esto se agregan las características de lucha que la sección de la CCI ofrece como ejemplo a los proletarios: “movimientos de solidaridad (movimiento anti CPE (lucha estudiantil) en Francia, Indignados en España, lucha de clase en Grecia, el movimiento Occupy en los Estados Unidos)”.

La lógica detrás de esto es que los filipinos no estarían “maduros” para la revolución proletaria. Es esto lo que explicaba la CCI en un artículo que saludaba la creación de su sección (“Saludo a las nuevas secciones de la CCI en Filipinas y Turquía”, 5 de marzo de 2009). En este texto la CCI retomaba su posición a propósito de los países dominados, enunciado en 1982 (“El proletariado de Europa occidental al centro de la generalización de la lucha de clase, Revista International, n° 31):

No es sino atacando su corazón y a su cerebro que el proletariado podrá acabar con la bestia capitalista. Este corazón y cerebro del mundo capitalista, la historia los ha situado desde hace siglos en Europa occidental. Es allí donde el capitalismo ha dado sus primeros pasos que la revolución mundial dará los suyos, uno y otro ligados. (...) No es, pues, sino en Europa occidental, allí donde el proletariado tiene la más vieja experiencia de luchas, donde se enfrenta ya hoy después de décadas a estas mixtificaciones “obreras” de lo más elaboradas, que este podrá desarrollar plenamente su conciencia política indispensable en la lucha por la revolución”.

¡Para la CCI, la revolución será europea o no será! Los proletarios de los jóvenes países capitalistas y hasta de los Estados Unidos o de Japón, no tienen sino que ser pacientes y esperar a que el proletariado europeo consciente reanude la lucha... La única perspectiva que le queda a los filipinos es, pues, el desarrollo de luchas en el terreno democrático burgués (como Occupy o los Indignados, siendo el partido Podemos su hijo legitimo) o reformista (como la “lucha de clase”  en Grecia que se desarrolló – y deshizo – bajo la dirección de Syriza y el KKE).

Es evidente que Internatyonalismo es incapaz de ofrecer una perspectiva de clase a los proletarios filipinos, una perspectiva realmente comunista.

 

Por una perspectiva proletaria

 

Para los comunistas, no es ni el horizonte de la revolución burguesa (incluso radical) ni la impotente espera de un despertar del proletariado europeo lo que está a la orden del día. Hoy, todas las regiones del planeta han sido dislocadas por el modo de producción capitalista. El imperialismo ha hecho penetrar el capitalismo den todos los poros de la sociedad filipina.

La revolución proletaria madura desde hace mucho tiempo en esta Asia oriental, labrada en todos los sentidos por el movimiento irresistible de la expansión capitalista. Esta supone, como en todas partes, la destrucción de todas las relaciones mercantiles y salariales, y de todos los Estados erigidos para defenderlas.

Esta perspectiva, qué duda cabe, no se encuentra a la vuelta de la esquina, pero es la única basada en el materialismo, e implica el renacimiento del partido de clase, fiel al marxismo auténtico y con una fuerte influencia en las filas del proletariado... Este partido no podrá dirigir a la clase obrera de Filipinas o de otros países hacia el asalto contra el capitalismo, sino basándose en la defensa exclusiva de los intereses de los proletarios y de las masas explotadas, contra todas las ilusiones democráticas y reformistas propaladas por falsos defensores del socialismo.

25/09/2016

 


 

(1) cf Robert Gerwarth y Stephan Malinowski «L’antichambre de l’Holocauste», Vingtième Siècle. Revue d’Histoire, n°99, 2008

(2) http://www.equaltimes.org/what-can-workers-in-the?lang=en#.V-L0MBJUXs1)

(3) «PM condemns vigilante style killing of a leader», partidongmanggagawa2001.blogspot.fr

(4) «Struggle and alliance under the Duterte regime», Bayan, édition anglaise, 7 juin 2016

(5) «Prospects under a Duterte presidency», Bayan, édition anglaise, 15 mai 2016

(6) «Interview with Prof. Jose Maria Sison on the election of Duterte as President», democracyandclassstruggle.blogspot.fr, 11 mai 2016

(7) «3 NDFP nominees to sit in new cabinet», Bayan, édition anglaise, 7 juin 2016

(8) «No more cooperation with Duterte’s undemocratic and anti-people “drug war” », cpp.ph, communiqué du 12 août 2016)

(9) «Duterte is undermining the chance for change and peace», cpp.ph, communiqué du 7 août

(10) «Positive significance of Duterte’s avowal to uphold an independent foreign policy», cpp.ph, communiqué du 11 septembre 2016

(11) «All US military forces in entire country must go home», cpp.ph, communiqué du 13 septembre 2016

(12) «Positive significance of Duterte’s avowal…»

(13) «Prospects for the Philippines in the wake of the May 9 general elections», solidnet.org

(14) «Open letter to President elect Rodrigo R. Duterte », pkp1930.org

(15) «Philippines left facing a Duterte-CPP coalition government», masa.ph, 28 mai 2016

(16) «Group asks Duterte for big names of endo lords in the country», 2 août 2016, partidongmanggagawa2001.blogspot.fr

(17) «PM wants union officiers deputized as labour inspecteur for endo campaign»

(18) «Response to Jose Ma. Sison’s Call for Dialogue», 16 juin 2016, rpm-m.org

(19) http://fr.internationalism.org/revolution-internationale/201609/9435/regime-duterte-aux-philippines-attrait-l-homme-fort-et-faibles

 

 

Partido Comunista Internacional (El Proletario)

25 de septiembre de 2016

www.pcint.org

 

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