Muertes en Bielorrusia, ahogamientos en el Canal y en el Mediterráneo: ¡la burguesía europea es responsable del trágico destino de los inmigrantes!

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Muertes en Bielorrusia, ahogamientos en el Canal y en el Mediterráneo: ¡la burguesía europea es responsable del trágico destino de los migrantes!

El ahogamiento el 24/11 en el Canal de la Mancha de 27 migrantes, hombres, mujeres y niños, que querían llegar a Gran Bretaña, ha conmovido a la opinión pública y ha sido la noticia del día en todos los medios. Las autoridades gubernamentales acusaron de inmediato a las "redes criminales" de "pasadores fronterizos" de ser responsables de esta tragedia: el Ministro del Interior francés Darmanin pidió "medidas muy duras" mientras que Macron habló del fortalecimiento inmediato de Frontex, la agencia europea de guardia-fronteras encargados de bloquear la llegada de migrantes; esta agencia ha sido acusada reiteradamente de "violación de los derechos humanos" así como de diversos desfalcos, hasta el punto de que el parlamento europeo se negó a votar su presupuesto el pasado mes de abril.

Pero en realidad es la muy dura política europea y francesa hacia los migrantes la causa de esta tragedia como de quienes la precedieron, obligando a los refugiados a correr todos los riesgos para cruzar las fronteras y llegar al país de su destino. Desde 1999, se habrían producido 336 muertes en el Canal. Pero es en el Mediterráneo donde el número de muertes es más alto, aunque hablemos menos: la agencia de la ONU OIM (Organización Internacional para las Migraciones), estima un mínimo de 1.146 muertos solo en el primer semestre de 2021 (un cierto número de barcos sin duda se han hundido sin dejar rastro).

Estos migrantes son expulsados por la miseria y las guerras cuya responsabilidad recae, al menos en parte, en los imperialismos europeos: todos han participado en la destrucción provocada por los conflictos en los países de donde vienen y la explotación que allí reina. Estos inmigrantes huyen de unas condiciones de vida que se han vuelto claramente insoportables, con la esperanza de encontrar mejores condiciones en Europa.

En Bielorrusia, varios miles de personas, hombres, mujeres y niños, se vieron bloqueados en el frío por los guardias fronterizos polacos; el gobierno de Varsovia, que envió más de 8.000 soldados para arrestar a los migrantes, incluso impidió que las organizaciones de ayuda los rescataran y que los periodistas vieran lo que sucedía en la frontera. Esto ha dejado el saldo de una docena de muertos según los medios polacos. Mientras tanto, los políticos y los medios de comunicación europeos han denunciado repetidamente al régimen bielorruso, acusándolo de querer desestabilizar Europa; el gobierno socialdemócrata danés incluso ofreció 15 km de alambre de púas con hojas afiladas a Polonia. ¡Como si una Comunidad de los países más ricos del planeta, con cerca de 450 millones de habitantes, pudiera desestabilizarse por la entrada en su territorio de unos pocos miles de migrantes! Recordemos que, por razones políticas, Francia había acogido a más de 120.000 refugiados vietnamitas ("balseros") en 1979 y, por razones económicas, Alemania hizo lo mismo con más de un millón de refugiados, especialmente sirios, en 2015.

La hipocresía de los líderes y políticos europeos burgueses es aún más repugnante si se tiene en cuenta que muchos de estos inmigrantes encerrados entre Bielorrusia y Polonia son kurdos iraquíes. Cuando son reprimidos en su propio país, su difícil situación despierta una indignación generalizada en Europa; pero cuando intentan llegar a Europa, son tratados como perros, justo para que mueran en el bosque ...

Todas las políticas anti-migratorias que existen en Europa tienen como objetivo fundamental señalar a los proletarios nacionales que los extranjeros, o de origen extranjero, son sus enemigos contra los cuales el Estado burgués es el único capaz de defenderlos. Este nacionalismo es absolutamente antiproletario porque debilita a los trabajadores al poner unos contra otros según su nacionalidad, y porque les hace adherirse a los intereses nacionales burgueses.

A las políticas anti-migratorias, al cierre de fronteras y a la xenofobia, los proletarios deben erigir una oposición a todas las formas de discriminación y a todas las medidas contra los inmigrantes, y buscar la unidad de todos los trabajadores en la lucha contra el capitalismo y los Estados burgueses asesinos.

¡No a la Europa fortaleza capitalista, no a las políticas antiinmigrantes!