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Huelga del metal en Vigo

Para vencer los proletarios deben aprender de sus derrotas

 

 

El martes 21, los trabajadores del metal de Vigo, convocados a una jornada de huelga por las organizaciones sindicales CC.OO., UGT y CIG, bloquearon con varias manifestaciones los accesos al recinto ferial de la ciudad, al aeropuerto y a la estación de la Inspección Técnica de Vehículos. A este bloqueo le sucedió los consabidos enfrentamientos con la policía, que han sido noticia en la prensa local y nacional. Sin llegar a la violencia empleada hace casi dos años en la huelga del metal de Cádiz, pero con su habitual talante “progresista” el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos volvió a mostrar a los trabajadores la cara que quiere ocultar detrás de la propaganda electoral. Como buen siervo de su amo, el gobierno muestra a la derecha, su más que probable sucesora, el camino a seguir.

La huelga del metal en Vigo se ha convocado bajo una tabla reivindicativa que ya es habitual en las movilizaciones habidas en el sector del metal durante los últimos años. En primer lugar, se exige una subida salarial del 4% cada año desde 2023 y hasta 2025, es decir por el periodo de vigencia del próximo convenio colectivo. En segundo lugar, se reclama una disminución de la jornada laboral (24 horas mensuales menos) y, finalmente, garantías para los trabajadores subcontratados, que piden garantías de subrogación al cambiar la empresa que realiza cada trabajo contratado.

Por parte de la patronal, se ofrece una subida del 6% acumulado para el mismo periodo, una reducción de 8 horas mensuales y no se quiere ni oír hablar de las garantías de subrogación. El desencuentro entre sindicatos y patronal ha llevado a la convocatoria de tres jornadas de huelga (21, 22 y 28 de junio) a la que están llamados los 33.000 trabajadores empleados en el sector del metal.

De la misma manera que las reivindicaciones son iguales a las de otras huelgas recientes en el sector del metal, lo sucedido en aquellas debería estar a la vista de los proletarios que bajan a la calle a manifestarse estos días. La experiencia reciente es una suma de derrotas, una tras otra, de Cádiz a Cantabria pasando por Guipúzcoa o El Ferrol, que debería pesar entre los trabajadores de Vigo. Si todas aquellas huelgas que desde 2021 se han venido produciendo en el sector del metal han comenzado movidas por exigencias salariales, todas ellas han resultado vencidas en este terreno. Con una inflación esperada del 21,5% para el periodo 2021 a 2025, las subidas salariales logradas ni siquiera se aproximan a esta cifra: en Cádiz, del 2,5% al 3%; en La Coruña, el 6,5%; en Cantabria, el 6%... A lo que se suma el continuo deterioro de las condiciones de trabajo: incremento de los ritmos de trabajo, subcontratación, ERTEs como medida de control, etc.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿qué cabe esperar para los trabajadores del metal de Vigo? Podría pensarse que si la patronal ha conseguido imponer sus exigencias lo ha hecho utilizando los instrumentos de presión más duros, como lo hizo cuando la policía entró a fuego en los barrios proletarios de Cádiz. Pero lo cierto es que no. Si la patronal ha logrado imponer sus medidas a los trabajadores durante estos años ha sido gracias fundamentalmente a la labor de las organizaciones sindicales (CC.OO., UGT, etc.) que primero lograron contener las huelgas para después aceptar concluirlas con acuerdos que estaban muy alejados de aquello que exigían los trabajadores. Así fue en Cádiz, donde CC.OO. y UGT, que no tenían ningún tipo de representatividad entre los trabajadores de subcontratas que protagonizaron la lucha, liquidaron la convocatoria por decisión propia. O en País Vasco, donde lograron mantener aisladas entre sí la huelga de Guipúzcoa y la de Vizcaya. O en Cantabria, donde después de semanas de huelga “pidieron” la ayuda de la ministra de trabajo Yolanda Díaz (la misma que está en el gobierno de las tanquetas de Cádiz y las cargas de ayer en Vigo) para concluirla en cuanto esta lanzó una propuesta completamente acorde con la de la patronal…

En un contexto de difícil recuperación económica, con una inflación desbocada, con un problema de desempleo crónico que los ERTEs no consiguen disimular, la burguesía no puede tolerar ningún tipo de ventaja salarial para los proletarios. Para ella, vencer a los proletarios del metal ha sido una cuestión central y ha empleado todos sus recursos para lograrlo, para evitar ceder ante sus exigencias y, sobre todo, para evitar que el ejemplo de la lucha cundiese entre el resto de trabajadores. A su lado ha tenido al gobierno y a la policía, a los medios de comunicación y a las grandes organizaciones sindicales. Para entender la función real de esta alianza entre los enemigos de los trabajadores, basta con ver la huelga de Vigo de estos días. Convocatorias de huelga separadas entre sí por varios días, sin continuidad más allá de tres jornadas, debidamente preavisadas para que la patronal pueda minimizar los daños sufridos…

Esta es la lección que los proletarios del metal de Vigo y del resto de sectores y regiones, deben aprender. El enemigo de clase, la patronal, cuenta con la solidaridad de toda la clase burguesa, cuenta con el apoyo incondicional del Estado, cualquiera que sea el signo del gobierno, con la prensa… y con las organizaciones sindicales. Su objetivo es desmovilizar la lucha, impedir que la solidaridad proletaria, verdadera raíz de la fuerza de la clase obrera, no se extienda, que las huelgas se limiten, que los propios trabajadores se resignen a luchar únicamente por medios democráticos y cívicos, completamente inútiles para vencer.

La verdad que puede extraerse de aquellas experiencias para nada lejanas en el tiempo es que únicamente la fuerza de la clase proletaria puede vencer a la patronal. Y que esta fuerza se disipa cuando no se ejerce, cuando las huelgas se parecen más a actos de protesta impotente que a una verdadera lucha, dirigida por los trabajadores y destinada a infligir el máximo daño posible a la economía de la patronal; cuando se permite que las direcciones sindicales, que son las verdaderas garantes de la política de paz social que ha llevado a los proletarios a esta situación, se encarguen de comenzar y finalizar las luchas para no entorpecer en exceso el curso normal de la producción en las fábricas, siempre con la excusa de que es mejor guardarse las fuerzas y posponer la verdadera lucha… por tiempo indefinido.

Los proletarios sólo tienen alguna posibilidad de vencer si retoman el camino de la lucha de clase, con medios y métodos basados en el enfrentamiento directo con el enemigo, en la solidaridad más allá de fábricas, sectores o regiones, en la organización de clase e independiente, en la lucha por las reivindicaciones que unen a todos los proletarios en un objetivo común

 

¡Aumentos de salario para todos los trabajadores, más altos para los peor pagados!

¡Disminución drástica de la jornada laboral para todos los trabajadores!

¡Contra la nocividad en el puesto de trabajo!

¡Por la defensa de las condiciones de vida, trabajo y lucha del proletariado!

¡Por la solidaridad de clase entre todos los proletarios!

 

22 de  junio de 2023

 

 

Partido Comunista Internacional

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