¡Contra la guerra imperialista entre Israel e Irán, guerra de clase anticapitalista!

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¡Contra la guerra imperialista entre Israel e Irán, guerra de clase anticapitalista!

Ha transcurrido una semana desde que Israel atacó a Irán con una campaña masiva de bombardeos contra instalaciones militares y civiles, precedida por una serie de asesinatos de militares y otros funcionarios iraníes. Sin embargo, desde hace varios meses, las fuerzas armadas israelíes no solo amenazas, sino también «asesinatos selectivos» y bombardeos limitados contra objetivos iraníes han cometido. En respuesta, Irán disparó misiles contra Israel y envió drones.

Si bien algunos comentaristas burgueses debaten seriamente si este ataque fue decidido por Estados Unidos, es indiscutible que este no habría tenido lugar si Estados Unidos, informado con antelación, se hubiera opuesto. Además, las declaraciones de Trump pidiendo la «rendición incondicional» de Irán no dejan lugar a dudas sobre el apoyo estadounidense a la guerra lanzada por Israel, siendo la única incógnita la posible intervención directa de Estados Unidos en la guerra. Los imperialismos europeos reaccionaron de inmediato afirmando que «Israel tiene derecho a defenderse» (¡incluso atacando!). El presidente francés, abandonando su vacía idea de «reconocimiento» de un Estado palestino inexistente, añadió que Francia estaba dispuesta a defender militarmente a Israel: por lo tanto, existe una alianza militar de facto con el Estado judío.

Israel no podría librar su guerra en Gaza, atacar al Líbano, bombardear Siria y ahora atacar a Irán sin el apoyo, principalmente aunque no exclusivamente militar, que Estados Unidos y los imperialismos occidentales le han brindado durante muchos años. Sin duda, Israel defiende sus propios intereses, a veces sin tener demasiado en cuenta los deseos de sus patrocinantes imperialistas: esto es lo que ocurre de vez en cuando con los secuaces. Pero lo cierto es que si cuenta con un apoyo tan firme del imperialismo occidental, es porque este tiene un interés fundamental en él: afianzarse en una región inestable y de importancia estratégica.

Como en toda guerra, aparecen los llamados a la paz, a la negociación y al respeto del derecho internacional; solo que estos llamados, siempre vanos e hipócritas, no provienen esta vez de las principales democracias occidentales, comprometidas como están con un apoyo inquebrantable al ataque israelí. Algunos imaginan que es posible presionar, quizás mediante manifestaciones, a los líderes de los grandes Estados para que pongan fin a las guerras, y a esta en particular, y para que apliquen el derecho internacional, el derecho humanitario y otras tonterías burguesas que siempre son pisoteadas. En realidad, es la situación internacional de agravamiento de las tensiones de todo tipo la que impulsa los enfrentamientos bélicos – incluso el estallido de un tercer conflicto mundial mañana –, no la voluntad de unos pocos "belicistas". La guerra en Medio Oriente, al igual que la guerra en Ucrania, nace en el seno de un capitalismo en crisis y, más allá de las circunstancias específicas que la originaron, demuestra la amenaza que pesa y seguirá pesando sobre los proletarios y las masas oprimidas del mundo: convertirse en carne de cañón en el frente de guerra, carne de cañón para la explotación en las cárceles capitalistas o carne de cañón en bombardeos lanzados al azar.

Sin embargo, los proletarios no están condenados a la impotencia: tienen un enorme poder potencial en sus manos, porque es sobre su trabajo, su explotación, del cual se basa el funcionamiento del sangriento sistema capitalista. Al combatir esta explotación, pueden detener la maquinaria de la guerra antes incluso de derribarla, junto con todo el capitalismo y sus Estados. Pero para ello, tendrán que romper con las fuerzas que los paralizan, encadenándolos a la colaboración de clases en nombre de la unidad nacional o la defensa de la economía o la empresa. Tendrán que encontrar el camino de la lucha de clases independiente.

Mediante la guerra de clases contra el capitalismo, en unión con los proletarios y los explotados del mundo entero, podrán poner fin a las guerras burguesas, haciendo posible vislumbrar la única ayuda definitiva para sus innumerables víctimas: ¡la que brindará la revolución comunista internacional!

Partido Comunista Internacional

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