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Bélgica

Contra Arizona se necesita una verdadera lucha de clases

 

 

La huelga general del miércoles 26 de noviembre, que siguió a las huelgas del lunes 24 (huelga de transportes) y del martes (huelga del sector público), tuvo un gran éxito, con numerosos piquetes y bloqueos de carreteras. La huelga afectó, entre otros, a los sectores metalúrgico, químico, alimentario, logístico, minorista, aeroportuario, portuario, etc. En el transporte público, los piquetes bloquearon a menudo el tráfico de autobuses durante tres días, mientras que en el sector ferroviario se estableció un servicio alternativo reducido gracias a los empleados que no se sumaron a la huelga. En Correos, las autoridades anunciaron una tasa de participación en la huelga del 40 %, miles de profesores se declararon en huelga y se manifestaron, etc., etc.

 Estas huelgas de finales de noviembre se producen tras varias jornadas de movilización y huelgas desde principios de año: huelgas nacionales el 31 de marzo, el 21 de abril y el 14 de octubre, con una gran manifestación central en Bruselas que reunió a decenas de miles de personas (140 000 según los sindicatos), más que durante la manifestación de febrero (100 000 según los sindicatos), a lo que se suman huelgas sectoriales como las del transporte o los profesores, etc. El descontento por las medidas antisociales decididas por el gobierno de Arizona desde su inicio es profundo y se refleja en una voluntad de lucha más fuerte que nunca, como se ha visto en las huelgas de estos últimos días: la movilización ha alcanzado un nivel nunca visto en décadas.

Al paralizar prácticamente la economía capitalista, la clase obrera ha demostrado su potencial poder: el capitalismo depende de su trabajo, que explota en sus empresas para obtener los beneficios esenciales para su supervivencia. Cuando la situación económica se vuelve difícil y amenaza los beneficios, o cuando se ve obligado a aumentar sus costes (como en el caso de los gastos militares), el capitalismo no tiene otra solución que aumentar la explotación, atacar las condiciones de vida y de trabajo del proletariado, directamente mediante la reducción de los salarios reales e indirectamente mediante la reducción de las prestaciones sociales, que constituyen lo que se denomina salario indirecto (la parte del salario no pagada a los trabajadores que se utiliza para financiar las prestaciones sociales): esto es exactamente lo que el gobierno de Arizona se ha comprometido a hacer, organizando, centralizando y planificando ataques antiproletarios al servicio de los capitalistas. El 24 de noviembre, primer día de movilización sindical, anunció su proyecto de presupuesto, demostrando así que los días de huelga no lo hacían vacilar; el paquete de medidas incluye un aumento del precio de la gasolina, una reducción de la duración de las prestaciones por desempleo, la eliminación de las prestaciones por invalidez para casi 100 000 personas, el fin de la indexación salarial (actualmente solo para salarios superiores a 4000 euros brutos o 2500 euros netos), modificaciones del IVA, etc. Esta maniobra forma parte, por tanto, de un ataque de clase, que solo puede ser combatido con éxito con una respuesta de clase, una lucha decidida con medios y métodos clasistas que afecten a los intereses capitalistas.

Este no es el camino que han tomado las organizaciones del Frente Común Sindical, que organizan el movimiento; su declaración al día siguiente de la huelga general se limitaba a calificar de «extremadamente lamentable» el hecho de que el Gobierno no tuviera en cuenta que sus «medidas están debilitando la confianza (...) en los líderes políticos» (!). Y tras esta triste observación, aseguró que los sindicatos «reflexionarían en los próximos días sobre los próximos pasos a dar para el movimiento social» (1)

Estas organizaciones se consideran, de hecho, «interlocutores sociales»; centran sus acciones en una perspectiva de colaboración de clase con la patronal y el Estado y, por lo tanto, tratan de hacerse oír por el Gobierno, no de combatirlo frontalmente. La huelga general se reduce así a un medio para ejercer presión para «influir» en las decisiones gubernamentales (2), y la dirección sindical se esfuerza por canalizar y controlar el movimiento para evitar cualquier «desbordamiento» que pueda poner en peligro el orden establecido (3). La movilización se fragmenta en jornadas de acción organizadas esporádicamente, anunciadas con mucha antelación para permitir que los patrones y el Estado se preparen, y en luchas rotativas o corporativas que, a largo plazo, solo pueden agotar a los trabajadores, con mínimas dificultades para los capitalistas y sin lograr sacudir la determinación del gobierno.

El proletariado belga tiene una larga historia de luchas duras, pero también una larga historia de luchas traicionadas por dirigentes sindicales reformistas y colaboracionistas: es una lección que no hay que olvidar.

 

Para ganar, tendrá que romper con las orientaciones oportunistas y derrotistas, tomar las riendas de sus luchas y comprometerse en una verdadera lucha de clases anticapitalista.

 


 

(1) https://fgtb.be/presse/les-syndicats-affiche-une-determination-intacte

(2) Un sindicalista explica: «Para luchar contra Arizona, no estamos siguiendo una estrategia intransigente con una huelga ilimitada y consignas claras que piden la caída del gobierno. Nuestras organizaciones sindicales prefieren movilizarse en masa para obtener márgenes de negociación». Parece que los sindicatos querían contar con el apoyo de los socialistas flamencos (Vooruit), que forman parte de la coalición Arizona.

(3) El 9 de septiembre, el Frente Común Sindical presentó ante la Comisión de Asuntos Sociales del Parlamento un dictamen contra una propuesta de ley destinada a prohibir los piquetes de huelga: este dictamen afirma que el derecho (a participar en piquetes) «solo puede limitarse en caso de intimidación o violencia». En otras palabras, nuestros sindicalistas defienden los piquetes solo si son inofensivos... https://fgtb.be/echo/ lavis-du-front-commun-syndical-contre-la-proposition-de-loi-mr-sur-la-liberte-de-travailler-en

 

8 de diciembre de 2025

 

 

Partido Comunista Internacional

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